Las quemas prescritas son fuegos controlados que se realizan en determinadas circunstancias climatológicas -como la considerable humedad de esta época del año en la cumbre-, y son necesarias para reducir la carga de vegetación seca y la virulencia del fuego en verano, lo que se suma a que también son beneficiosas para la activación de procesos ecológicos esenciales.
Gran Canaria, uno de los lugares de Europa más complicados para luchar contra el fuego por su difícil orografía y la dispersión de sus viviendas, ofrece la ventaja de que puede acoger este tipo de instrucciones durante gran parte del año, ya que mientras en la Isla ahora es posible, no lo sería en la Península.
Las quemas controladas continuarán los días que se den las condiciones exigidas, resultantes de balancear temperatura, humedad y viento, entre otros parámetros, y se extenderán hasta el mes de junio si las condiciones lo permiten. Se trata de un trabajo cualificado que exige una alta precisión porque mientras se quema la vegetación seca con llamas de 20 a 50 centímetros, la verde se respeta.