"El Éxodo, la Ilíada o el Cantar de Mío Cid no son otra cosa que libros de viajes", explica el autor de El río del olvido, Trás-os-montes, Las rosas de piedra o Cuaderno del Duero, para quien "el viaje es la mejor metáfora de la vida, empieza en el alma de las personas y termina en la necesidad de contarlo".
Llamazares confiesa que primero piensa los viajes y que éstos le surgen de alguna necesidad. "Por ejemplo, Trás-os-montes nace de mi fascinación por Portugal y en Las rosas de piedra es un intento describir este lugar que se llama España, este país de países, a través de sus catedrales", detalla.
Para este prolífico autor, cuando se viaje se hace tres veces: cuando se prepara el viaje, cuando se hace y cuando se cuenta. Es precisamente cuando lo cuenta que su trabajo se vuelve muy cuidadoso con la forma y el estilo y exquisito con la lengua y las descripciones. Su esmerada y precisa escritura se entiende cuando afirma que en la literatura "se trata de sacar el mayor jugo posible de las palabras".
Este leonés, que dejó la abogacía por el periodismo y la literatura, entiende el género literario como "una herramienta" y lo utiliza en función de qué es lo que quiere contar. En su opinión, todos los géneros son igual de relevantes, pese a que el mercado le ha dado más importancia a la novela y ha relegado a otros. "Todos los géneros son herramientas útiles que tienen una función concreta dentro de la literatura", asevera.
Respecto a sus influencias literarias, Llamazares, en el que algunos intentan descubrir influencias de Camilo José Cela y su Viaje a la Alcarria, dice que "el problema es que en España hay mucho ignorante y cuando se habla de literatura de viajes la única referencia que se recuerda es Cela, pero contamos con muchísima tradición: Pla, Delibes, Goytisolo, los grandes nombres del 98 o los románticos; me reconozco en Cela, pero también en todos ellos".
Llamazares agradeció su presencia en Periplo y se felicitó por que se promocione la literatura de viajes, que es un poco "guadianesca", que a veces se pone de moda y otras entra en un "oscurantismo", que la hace prácticamente desaparecer.
"Hay que aplaudir a Puerto de la Cruz por esta iniciativa, que, además, es un lugar propicio "por su papel de vínculo entre Europa y América", según Llamazares, quien insiste en la necesidad de que Periplo tenga continuidad y mantenga los apoyos para que este Festival crezca y permanezca".