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02 Oct

Más de 8.500 personas asistieron a la exposición 'No hay turista sin maleta'

Tenerife/ La muestra se llevó a cabo en el Museo de Historia y Antropología

Más de 8.500 personas han visitado la exposición 'No hay turista sin maleta', en el Museo de Historia y Antropología, del Cabildo de Tenerife, que cierra ya sus puertas después de ofrecer, desde el pasado día 29 de julio, el fenómeno de las vacaciones a través de un elemento esencial como es el equipaje de los viajeros desde finales del siglo XIX y hasta los años ochenta del siglo XX.

La muestra, realizada con los recursos y colecciones propias del Museo, ubicado en La Laguna, ha enseñado cómo la maleta y el cuerpo acarrean todo tipo de hábitos, disposiciones y artilugios. En tanto que el viaje desplaza al turista hacia contextos sociales nada o poco familiares que pueden comprometer su estabilidad psicológica y emocional, su equipaje ha de contener todos aquellos elementos que, precisamente, aseguran su auto-identidad en privado.

La maleta ha de contener también todas aquellas cosas y artilugios ligados a la seguridad e higiene personal y a la percepción del turista de los estándares de seguridad e higiene en el destino turístico. El cuerpo del turista parece estar constantemente en riesgo. Por tanto, se han de llevar también los medicamentos habituales así como los específicos para esos periodos extraordinarios –repelentes de insectos, antihistamínicos, analgésicos, antisépticos...-. Y junto a ellos, adaptadores de electricidad, cargadores de dispositivos móviles, etc.

Con todo, elegir el vestuario es el principal desafío de la preparación del viaje, en el que la necesidad de garantizar la variedad entra en frecuente conflicto con determinar la cantidad: poca ropa no asegura la mínima variedad; mucha ropa, sin embargo, supone una importante restricción a la libertad de movimiento.

Unas buenas vacaciones van, por lo general, acompañadas por llevar la ropa adecuada, asegurando una correcta presentación. Los turistas suelen establecer una distinción, relativamente clara, entre el día y la noche desde el punto de vista de su presentación en público. Durante el día, el yo es percibido y conducido como relajado, vestido de forma casual y menos comprometido con la imagen, mientras que, por la noche, el cuerpo denota más aspiraciones, más glamurosamente vestido y autoconsciente de su propia imagen.

La maleta, como contenedor de las prótesis del yo, tiene una importancia decisiva, de la que da cuenta la ansiedad que produce en muchos turistas la pérdida o el robo del equipaje, que surge al considerar que un conjunto de ropa y complementos similar al que ha preparado en casa no se puede reconstruir a corto plazo en un lugar extraño. Hacer la maleta, la ineludible actividad que permite ser un turista justo antes y justo después de hacer turismo.

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