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02 May

Las muestras de '100 años: Lanzarote y César' podrán visitarse conjuntamente hasta este sábado 4 de mayo

Lanzarote/ Las tres exposiciones que conforman 100 años: Lanzarote y César, ubicadas en el CIC El Almacén, La Casa Amarilla y el MIAC, permanecerán abiertas de forma simultánea hasta este sábado 4 de mayo, último día que abrirá sus puertas la muestra situada en El Almacén.

100 años: Lanzarote y César es un proyecto multidisciplinar con el que Alejandro Krawietz y Juan Gopar aspiran a contar los últimos cien años de la vida de Lanzarote desde la perspectiva de diferentes miradas. A través de una serie de ejes temáticos que operan como ventanas, se aporta una visión amplia y pertinente del relato de este siglo, desde 1919, cuando nace César Manrique, hasta hoy, invitando a indagar en la transformación de la isla de los volcanes desde entonces hasta el presente.


La muestra localizada en el CIC El Almacén de Arrecife, que puede visitarse hasta este sábado 4 de mayo, hace un recorrido por la historia cultural de Lanzarote. La aridez de esta isla, la aparente dureza de su paisaje y de su clima, no ha impedido que la Lanzarote haya protagonizado alguna de las aventuras intelectuales y estéticas más importantes del siglo XX en Canarias: no sólo César Manrique, también Manolo Millares, Agustín Espinosa, Manuel Padorno o Rafael Arozarena construyeron alrededor de la metafísica lanzaroteña una imagen completa de las Islas.
Precisamente, el biógrafo del universal artista lanzaroteño, el catedrático de Historia del Arte Fernando Castro Borrego, recorrió el pasado 12 de abril este espacio, "una exposición con la que se ha tratado de dar una visión del espíritu de Manrique a través de referencias que fueron importantes para él". César Manrique está directamente relacionado con el espíritu de las vanguardias. "Para los artistas vanguardistas, la libertad es la categoría central, y él era un artista en todos los sentidos", explicó Castro Borrego durante su visita.
Por su parte, la antigua sede del Cabildo insular, la conocida como La Casa Amarilla, acoge hasta el próximo mes de octubre una parte de la exposición dedicada al carácter pionero de Lanzarote en relación con las cuestiones medioambientales, pues el cambio climático es, sin duda, uno de los grandes ejes de reflexión actuales en todo el mundo y también lo fue para Manrique, en cuya obra puede percibirse su mirada respetuosa y comprometida con la preservación del entorno isleño.
La muestra del Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC) ha sido la última en abrir sus puertas y podrá visitarse hasta el mes de junio. En ella, el visitante encontrará un gabinete de maravillas, a modo de cuarto de curiosidades, en el que se exponen objetos, utensilios, herramientas, adornos y símbolos que han protagonizado la historia cultural de Occidente y los procesos de reinvención de Lanzarote a lo largo del siglo XX.
Con una visión antropológica, esta parte de 100 años: Lanzarote y César simplemente añade, a la significación cotidiana, espacios de reflexión y contextualización tales como la relación profunda de la obra de César Manrique con la de determinados artistas presentes en el Museo o una instalación sobre lo que podríamos denominar como "teoría estética del turismo en Canarias".
La exposición del MIAC incluye, además, una serie de piezas y espacios creados para la muestra como son La vida en común, de Juan Gopar; Orilla I y Orilla II, producida por Nuria Vidal; Cráter, de Ralph Kistler; e Isla-Museo, producida por Nicolás Melián y Joaquín Vera.
También se exhibirán obras clásicas como Visiones de Gran Canaria, de Néstor; o Lancelot 28-7, de Juan Ismael; y una creación audiovisual de Ildefonso Aguilar y se hará una reflexión sobre el arquitecto Fernando Higueras. La mayor parte de todos esos objetos proceden de la colección de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) del Cabildo de Lanzarote y también del Museo de Ciencias Naturales del IES Cabrera Pinto.
100 años: Lanzarote y César, impulsada por el Cabildo de Lanzarote a través del Área de Cultura y de los CACT, en colaboración con el Gobierno de Canarias, tiene previsto recorrer todo el Archipiélago, gracias al acuerdo de la FECAI por el que los siete Cabildos se han comprometido a asumir los costes que conlleve el montaje en cada isla del proyecto.

100 años: Lanzarote y César
En 1923 el intelectual canario Domingo Doreste «Fray Lesco» abre el diario de un viaje a Lanzarote con esta frase: «Salvo caso de necesidad o conveniencia, creo que sean pocos los que vayan a Lanzarote si no se presenta una ocasión». Casi cien años después, el éxito del proyecto de la Isla —amparado en una rara convergencia entre turismo y cultura—, así como los tres millones de turistas que la visitan cada año, invitan a indagar en las transformaciones, las reinvenciones y los hallazgos de un territorio que nadie duda en señalar, a día de hoy, como modelo de progreso insular. En 1919 había nacido César Manrique, catalizador de muchos de esos cambios y protagonista principal de la renovación de Lanzarote. La exposición 100 años: Lanzarote y César tratar de aportar una visión amplia y pertinente del relato de estos cien años en los que muchos caminos se cruzan: los que van desde la molineta de madera hasta el parque eólico, desde las salinas hasta el turista, desde el camello a la bicicleta eléctrica, desde el pescador de bajura al surfero.
La aridez de Lanzarote, la aparente dureza de su paisaje y de su clima, no sólo no ha impedido, sino que ha espoleado el que la isla haya protagonizado alguna de las aventuras intelectuales y estéticas más importantes del siglo XX en Canarias. La ciencia, la tecnología, los procesos sociales, el turismo, la investigación, las energías alternativas o el desarrollo sostenible se encuentran también entre los ejes de análisis de un proyecto que será útil si logra construir de modo eficiente la idea de que una isla es, esencialmente, un sistema: un territorio en el que el todo es mucho más que la mera suma de cada una de sus partes.
Lanzarote es una isla capaz de imantar hacia sí todas las miradas. Así lo reconoce «Fray Lesco» en la narración del viaje mencionado cuando, avanzada ya su estancia en la isla, parece hallar la clave más exacta de su belleza: «En Lanzarote», escribe, «las montañas parecen satisfechas de su altura».

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