A mediados de octubre comenzará asimismo el traslado del resto de los objetos del tenor que aún permanecen en su casa de Madrid, entre ellos sus trajes de ópera, de los más emotivos para la familia junto al piano, así como partituras con sus anotaciones a mano y más de 5.000 fotografías, entre otros muchos recuerdos, para hacer realidad el sueño del tenor: una fundación para promover la ópera entre los jóvenes, más cuando Canarias cuenta con una decena de representantes en la lista de los mejores del mundo.
"Yo siempre hago el símil de que Alfredo Kraus es a Gran Canaria lo que Mozart a Salzburgo", ya que el objetivo, explicó su hija, es convertir la Isla en epicentro de la ópera mundial con un concurso de canto internacional.
El primer paso será concluir el traslado de su legado, catalogar los documentos en el Archivo insular, así como el resto de sus objetos, además de poner a punto el piano, un cuarto cola de 1984 que, que a pesar de su cercanía al mar en Lanzarote, está en muy buen estado y podrá ser utilizado, ya que es una pieza que bien puede durar 200 años y ni el Cabildo ni su familia quieren que sea una mero objeto de museo cuando aún puede lanzar con maestría maravillosas melodías.
Entre los próximos pasos está decidir la ubicación de la sede de la Fundación, ya que tiene que ser el idóneo para todos los usos previstos, desde museo a escuela de canto, un espacio que mantenga viva la figura del tenor y su enorme herencia al canto del Siglo XX.