Ataviados de típico, los romeros iniciaron su andadura procesional de música y pizcos sobre las seis de la tarde en el lateral del Pabellón Municipal de Deportes, y con alegres pisadas de bailes y fotos enfilaron el recorrido viario acostumbrado por las calles Cienfuegos, Brasil, Buenos Aires, Venezuela y Cuba en busca de la puerta de la Iglesia para dejarle a la imagen de La Trinidad los cantos y vítores, y a Cáritas Diocesana las ofrendas del campo y el mar.
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Este año el bullicio bullanguero contó con 15 carrozas, síntoma de que la fiesta romera de El Tablero se desprende cada vez más de visitas extrañas y se va consolidando con otra ética distinta y mucho más popular, como un evento de regocijo identitario cada año más puramente vecinal y familiar.
Con esa divisa festiva avanzaron por las calles del pueblo las carrozas tituladas Los Parranderos del Salobre, Tití Isidro, La pesita, Ca'Rosita, Los Veteranos, Mi latina, La yerbabuena pal agua guisá, La Chona, El Rastrillo, El Ventorrillo, La tormenta, Aretes Canarios, Cuchillo Canario, Recolectora de cochinilla y Cho Juan.
Para confirmar la familiaridad de la romería, la organización incorporó este año como novedad festiva la llamada 'Noche de Parranda', amenizada por Bejeque y El Botellín al término de la romería en la plaza del Pabellón de Deportes.
