En torno a la casa donde nació María, la madre de Jesús de Nazaret, hace tiempo se originó una tradición extraña. Según la leyenda, la madre de Constantino el Grande, durante su peregrinaje a Nazaret en el año 326, al contemplar una cabaña, se sintió sobrecogida por el reconocimiento de tener ante sí la casa donde nació María. Aproximadamente 1000 años más tarde, en el año 1291, algunos ángeles transportaron esa casita a Croacia, para salvarla de los musulmanes, quienes habían conquistado Jerusalén. Tres años más tarde los ángeles recapacitaron y la volvieron a trasladar a Recanati, en Italia, y después a la colina de Loreto. Más tarde en Loreto se construyó una catedral en el emplazamiento de la supuesta casa donde nació María, que hasta la actualidad sigue siendo uno de los lugares favoritos de peregrinación de los católicos. En base a esa leyenda de la casa volante, el Papa Benedicto XV en 1920, nombró a la virgen de Loreto patrona de los aviadores.