Y el cambio funcionó a la perfección, puesto que El Tenerife retomó el guión de los partidos anteriores y mejoró sus diálogos. En los primeros veinte minutos Chechu ya había tirado al palo y Aridane había probado los reflejos de Cabrero en el área chica. Ayoze también tuvo la suya, y sólo un cabezazo de Ruymán, alto, había hecho peligrar la portería de Sergio.
Llegar al descanso con 0-0 sirvió para recordar que, aunque las escenas hubieran mejorado, el guión estipulaba que en las segundas partes llegaba el jarro de agua fría, aunque el arranque de los de Cervera hizo creer que el final, esta vez, sería diferente.
Pero no, fue solo un pensamiento fugaz, porque a los tres minutos Montoro condujo el balón desde el centro del campo hasta la media luna del área y remató a gol casi sin oposición.
Le costó al Tenerife reaccionar, pero acabó levantándose gracias a la insistencia de Ayoze sobre el marco rival que, al final tuvo su recompensa, tras un centro de Suso, recién entrado, que el defensa desvió lo justo para que el canterano cazara el balón.
Duró poco la alegría, puesto que Arana, en la siguiente jugada, disparó otra vez desde la frontal para lograr el segundo. No desfallecieron los isleños que siguieron volcados sobre la portería de Cabrero, incluso cuando Ricardo vio la segunda amarilla. Pero, de momento, los guionistas siguen tratando con crueldad el trabajo del Tenerife.