Del 2-0 se pasó al 1-1. La máxima del fútbol volvió a cumplirse, segundos después de que Sergio Ramos y Piqué firmasen el primer enredo de la noche. Van Persie aprovechó el hueco y cabeceó por encima de Casillas, que había comenzado de dulce con un buena parada a Sneijder. El empate enfrió a una España que ya se había olvidado del gol de Xabi Alonso.
Todo había comenzado según lo previsto, al menos para esta España, acostumbrada a los violines desde hace más de seis años. Un sensacional pase de Xavi Hernández lo recogió Diego Costa, engañó a su defensor y éste cometió penalti. Alonso tiró ajustado y colocó el 1-0. Se abrieron entonces la puertas del buen gusto e Iniesta volvió a reclamar la atención.
Así se llegó al descanso, con Holanda de menos a más y con España tocando su techo. El gol descolocó a la vigente campeona, superada por Van Persie y Robben en todo momento, además de la fortaleza de su centro del campo, escasamente creador, pero diseñado a la perfección para contener el juego cansado de 'La Roja'.
HOLANDA ABUSA DE LA CAMPEONA
El paso por vestuarios no aclaró el panorama, sino todo lo contrario. Robben volvió a encontrar el hueco entre los dos centrales españoles y fusiló a Casillas dentro del área. El 1-2 no cambió el discurso de España, pero evidenció que no sería suficiente para frenar el ímpetu de la actual subcampeona mundial.
A partir de ahí, nada le salió a los chicos de Del Bosque, que andaban cabizbajos sobre el césped de Salvador de Bahía y con el infortunio de recibir el 1-3 en una jugada que debió ser falta. Van Persie obstaculizó en el salto a Casillas y De Vrij, libre de marca en el segundo palo, logró el gol casi sin oposición.
Ahí llegó la barra libre para la selección 'oranje' que encontró una mina de oro en la debilidad de Piqué y Ramos. Para colmo, y tras un gol anulado a Silva por fuera de juego, llegó el cuarto después un error estrepitoso de Iker Casillas. El capitán controló mal y Van Persie no tuvo problemas en dar la puntilla.
Al final, y después de que el delantero del Manchester la estrellase en el larguero, Robben volvió a empequeñecer a la zaga española y a su centro del campo, donde se echó de menos el oxígeno de Koke, o la creatividad de algún jugador más de ataque, no tan encorsetado en la dupla Alonso-Busquets.
La humillación llegó a su fin con un dos nuevas ocasiones, todas ellas generadas por el físico, y España volvió a pellizcarse. La doble campeona de Europa y defensora del título abrió los ojos, consciente de la pesadilla que vivió en Salvador de Bahía. Ahora, contra las cuerdas, no tiene de error ante Chile y Australia.