El presidente de la entidad Miguel Ángel Ramírez medió en un primer momento para impedir la suspensión del encuentro, y fue el primero en dar la cara al término del partido. Ramírez lamentó el compartamiento de algunos aficionados y aseguró que el club había puesto todos los efectivos necesarios para impedirlo; pero que era también competencia de la policía nacional intervenir y atajar la presencia descontrolada de los aficionados.
Los jugadores de la UD Las Palmas abatidos no pudieron reprimir las lágrimas. Con gestos abatidos, de impotencia, fueron poco a poco abandonando el campo al igual que los jugadores andaluces que celebraron la victoria en los vestuarios ante la situación que se estaba viviviendo en las gradas y en el campo.
La desolación amarilla era compartida por miles de aficionados que han seguido el encuentro a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
En Twitter son muchas las voces que se han alzado para denunciar que el comportamiento de este grupo de aficionados no es algo excepcional, mientras que la mayoría ha lamentado la ocasión pérdida.
La UD Las Palmas permanece en Segunda División un año más tras haber disputado las tres últimas temporadas los "play off" de ascenso.