La salida de balón de los amarillos encontró dificultades en la primera parte y pocas fueron las aproximaciones al área de Cuéllar. A los diez minutos el conjunto pepinero estuvo cerca de marcar en un balón, que tras tocar en un defensor amarillo, se desvió de dirección y a punto estuvo de sorprender a Leandro Chichizola.
Sin la conexión de Jonathan Viera con los puntas, los amarillos no terminaban de meterse en el partido. El capitán amarillo siempre estuvo rodeado por cuatro adversarios. El juego no tenía continuidad, algo que beneficiaba a los madrileños. A la media hora, una volea de Calleri se encontró con la mano del portero visitante que envió la pelota a córner. Un minuto más tarde fue Javi Castellano el que probó fortuna. También encontró respuesta positiva del guardameta. Las Palmas parecía despertar de un partido soso y con demasiadas imprecisiones. A los equipos les vino bien llegar al descanso (0-0) para refrescar ideas.
Mal comenzaron las cosas para Las Palmas con el gol del Leganés (m. 46) en un rápido contragolpe que resolvió Beauvue. Jonathan Calleri mandó el balón al lateral de la red en la siguiente acción de ataque, tras genial pase de Viera, el jugador al que más faltas y agarrones le hicieron en todo el partido.
El paso de los minutos reforzaba más la confianza del Leganés. Las Palmas, por el contrario, agachaba la cabeza ante la desesperación de querer y no poder. El fútbol de destrucción se impuso al de creación. Bien armados atrás los madrileños, fue imposible hacerles una jugada clara de gol en noventa minutos.
El extremo argentino Hernán Toledo creó peligro con sus regates e internadas, pero Las Palmas pecó de acierto frente a un Leganés con más empaque, y durante casi toda la tarde, con las ideas más claras. Eraso en el minuto 96 estableció el 0-2 definitivo para los peninsulares.