No fue nada sencillo salir con una sonrisa del corazón del Bagés, entre otras cosas, porque la primera mitad de los aurinegros tuvo más despropósitos de la cuenta. Por eso, y porque La Bruixa D'Or, ya descendido, quería despedirse con orgullo de su afición. El acierto de los catalanes desde más allá del 6,75 (cinco triples en el primer cuarto) y su superioridad en el rebote (19 rechaces en los diez primeros minutos frente a solo cuatro de los canaristas), pusieron el partido cuesta arriba para los aurinegros.
Las segundas, e incluso a veces terceras opciones del Manresa en ataque les permitieron disfrutar relativamente pronto de rentas significativas en el electrónico (23-10, 9'). Con Kouguere haciendo daño desde el falso cuatro (dos triples casi consecutivos) y con Ljubicic y Giannopoulos viendo aro con mucha facilidad, el equipo anfitrión impuso su sello de entrada aprovechándose de los peores minutos del Iberostar Tenerife (39-25, 17').
Sufría entonces el Canarias, condicionado por las faltas de Sikma, demasiado permisivo en tareas defensivas y fallón en ataque. En esa tesitura y sin la posibilidad de contar con Dan Kickert, cuyas molestias en el tobillo le impidieron finalmente ser de la partida, lo más que pudieron hacer los aurinegros fue adecentar el tanteo camino del vestuario: 41-30, 20', tras un triple de Jesús Chagoyen en el epílogo del segundo cuarto.
Sin embargo, el panorama cambió por completo a la vuelta de la pausa. El Iberostar Tenerife dio un paso al frente, apretó los dientes atrás, cerró mejor el rebote y se reencontró con su mejor versión. Un par de acciones interiores de mérito de Fotis y Luke al poco de volver del intermedio fueron el mejor botón de muestra de lo que estaba por llegar. El grupo de Martínez firmó un parcial de 2-12 e equilibró de nuevo la contienda: 43-42, 26', tras dos triples de Úriz y Lampropoulos.
Apenas dos canastas en juego en nueve minutos, tras el descanso, explicaban la frustración manresana. Los pupilos de Pere Romero comenzaron entonces a sufrir la calidad de los canaristas y sólo un 5-0 en los últimos coletazos del cuarto les permitió afrontar el último periodo con cierto respiro en el electrónico (50-44, 30'). Un resuello circunstancial, porque dos triples de Rost y Biviá facilitaban a los visitantes empatar por fin el partido (50-50, 31').
Lo intentó entonces La Bruixa D'Or tirando del oficio de Asselin y de los aciertos desde el perímetro de Ljubicic y Eriksson (58-52, 35'), pero el caso es que el Iberostar Tenerife ya estaba del todo metido en faena y no estaba dispuesto, ni mucho menos, a repetir los errores de la primera mitad. Con Rost jugando muchos minutos de cuatro, los bases canaristas ganándole esta vez sí la partida a sus pares y pese al orgullo de los anfitriones por agarrarse a la victoria (67-62, a 2:11 del final), dos triples seguidos de un omnipresente Saúl Blanco (26 de valoración), el primero de ellos tras un rebote ofensivo clave de Fotis, le dieron el revolcón definitivo al encuentro: 67-69, a 58 segundos del final.
A partir de ahí, los catalanes lo intentaron llevando al Canarias al tiro libre, pero a los aurinegros no les tembló el pulso desde el 4,60. Los tinerfeños jugaron sus bazas con frialdad y cerraron el partido con una nueva victoria, su cuarto triunfo en los seis últimos partidos, para despedir la temporada con un balance final de 14/20 y una meritoria undécima posición.