No fue un día brillante de los canaristas en el control de pérdidas, ni en otras facetas, entre otras cosas porque los anfitriones maniataron bien por momento las virtudes visitantes; pero los tinerfeños creyeron siempre en la victoria, supieron sobreponerse a las adversidades y encontraron en Davin White y en un inmenso San Miguel dos desatascadores de lujo para sortear las trampas defensivas del rival.
Nació y creció parejo el encuentro, con los gallegos desgastando mucho la salida del balón aurinegro, especialmente en las situaciones de dos contra uno en la parte frontal, lo que propició más balones perdidos de la cuenta de un equipo, el Canarias, que sin embargo se mantenía en la pomada (16-15, 7'). Las segundas opciones de los anfitriones (seis rebotes ofensivos al cierre del primer cuarto) y dos arreones ofensivos de Bendzius y Allen pusieron al Iberostar contra las cuerdas con un parcial de 9-0 (27-17, 12').
Fue entonces cuando irrumpió la clase de White para evitar la estampida local de un Rio Natura Monbus al que le salía prácticamente todo. No fue sencillo mantener la calma ante un rival entonado que además necesitaba como agua de mayo la victoria tras su reciente racha de cinco derrotas consecutivas (34-26). Sin embargo, el grupo de Vidorreta movió el balón con criterio y le dio la vuelta al guión camino del descanso desde el acierto desde más allá del 6,75 y la determinación de Rodrigo en la dirección (41-42, 20').
Tras la pausa, el partido se embarró. El intercambio de errores evitó que ambos equipos anotaran con cierta fluidez. En esa tesitura, el Iberostar Tenerife pareció ser el primero en adaptarse a las circunstancias. Los tinerfeños amagaron incluso con coger alguna renta significativa (50-57), pero la afición local llevó a los suyos en volandas en la recta final del encuentro. La irrupción de Dulkis lideró la reacción de un Obradoiro que cogió las riendas del electrónico camino del cierre.
El caso es que cada intento local de sentenciar (66-62, 72-67, 74-70) encontró una contundente respuesta de un Iberostar que no estaba dispuesto a irse de vacío de Santiago de Compostela. Con el partido chico a chico, el choque vivió situaciones cuanto menos peligrosas para los intereses aurinegros. Una quinta falta inexistente a Doornekamp y un dudoso 2+1 de Allen ponían otra vez el partido cuesta arriba (81-77).
Fue ahí cuando White buscó con rapidez un buen balón a Bogris (81-79) y cuando, en una jugada clave, San Miguel, que hoy cumplía 32 años, enchufaba un triple vital a falta de 44 segundos (81-82). Hubo aún tiempo de poner a prueba los corazones de la hinchada aurinegra. Los tinerfeños recuperaron la bola a falta de nueve segundos y, en la jugada posterior, volvieron a perderla en una acción desafortunada... con siete segundos todavía en el reloj. El Obra apuró sus opciones pero el triple de Allen no entró y el thiller se tiñó definitivamente de aurinegro.
