Como si de un automatismo grabado a fuego en su ADN se tratara, el equipo aurinegro volvió a sobreponerse a las no pocas adversidades surgidas por el camino. La lesión de Tim Abromaitis; la exigencia de jugar su cuarto partido en nueve días; o el ímpetu de un rival al alza, en plena batalla por entrar en las series finales, fueron dificultades serias resueltas con otro gran partido coral de los tinerfeños para obtener el merecido premio de la victoria.
En caso de duda, EQUIPO. Sin el de Waterbury, fuera de concurso por su lesión en el hombro, Will Hanley dio un paso al frente con una excelente puesta en escena (9 puntos y 6 rebotes en el primer cuarto); y otros compañeros como Aaron Doornekamp y Tariq Kirksay, se turnaron al tres y al cuatro en tareas ofensivas y defensivas, para incrementar la cuota de opciones de los aurinegros.
No fue fácil sacar adelante un encuentro, que pese al 4-0 inicial, no creció de manera plácida para los anfitriones. Respondieron los vascos con un 0-7 (4-7) y trataron de ampararse luego en un arreón de Lapornik y en el oficio de Axel Hervelle (14 de valoración al descanso), para dejar claro sus intenciones de ir a por el triunfo (14-13, 8').
El intercambio de parciales se repitió camino del descanso. Amagaba el Canarias con abrir brecha (27-21, tras triple de San Miguel), pero contestaba siempre el RETAbet Bilbao con entereza para irse al descanso solo tres abajo (31-28). El panorama cambió un tanto tras la pausa, cuando el grupo de Carles Durán trató de agitar el partido imponiendo lo mejor de su repertorio.
La irrupción de Álex Mumbrú, casi inédito hasta el intermedio, y los fogonazos de Jonathan Tabu, sembraron por momentos la incertidumbre: 35-40, tras un 3+1 del internacional belga. El caso es que, lejos de dejarse impresionar, el Iberostar Tenerife, mejoró considerablemente sus porcentajes de acierto en el triple (hasta seis en el tercer cuarto), apretó atrás y aprovechó el empujón del público para neutralizar cualquier intento visitante de romper el partido a su favor.
Los oportunos aciertos de San Miguel y Doornekamp desde el 6,75 (41-40) y dos triples claves de Kirksay tras el 46-49, aumentaron la confianza de los de Txus Vidorreta (55-51, 30'). El entramado defensivo de los canaristas, que se tradujo en varias robos y un par de posesiones agotadas, y la paciencia para mover el balón en ataque, barruntaban una victoria más o menos tranquila: 76-66, tras triple de Davin White, a 1:29 del final.
Solo un par de errores consecutivos de los locales y los últimos ramalazos de un Bilbao ya a la desesperada aplazaron la sentencia. Un 0-8 de los vascos estrechó el cerco hasta el 78-76 a falta de 27 segundos, pero el consecuente tiempo muerto y la serenidad de San Miguel desde el 4,60, claudicaron ya del todo las esperanzas vizcaínas para certificar la vigésima alegría liguera de un Iberostar Tenerife, que sigue añadiendo méritos a una temporada inolvidable.
