Resumir el partido en un segundo es injusto para un equipo que lo ha dado todo, pero así es el balonmano de injusto en ocasiones. Joan Cañellas tuvo la última ocasión de España en el minuto final, pero la estrelló en la madera y dio el último ataque a los galos con 30 segundos de margen.
El seleccionador francés, Claude Onesta, pidió tiempo muerto y preparó la estrategia. Rivera hacía lo propio y Hombrados animaba a sus compañeros desde el banquillo: "No hay lanzamiento".
Y durante 28 segundos no lo hubo, la defensa apretó, pero Nicola Karabatic a falta de dos lanzó desde nueve metros. Su balón pegó en la madera y allí estaba William Accambray para recoger el rechace y matar las esperanzas de pasar a semifinales.
Amargo final para un equipo que empezó apretando fuerte en defensa y mantuvo a raya a los vigentes campeones olímpicos, gracias fundamentalmente a las paradas de un inmenso Arpad Sterbik.
Ambos equipos plantearon una defensa 6-0 que convirtió la zona de siete metros en área de alto riesgo. La contundencia no se vio castigada en ocasiones con el mismo criterio por parte de los árbitros serbios Nikolic y Sotjkovic, pero los dos equipos encontraron motivos para protestar; ninguno se sintió más perjudicado que el otro.
Una sequía anotadora de más de diez minutos hizo enmudecer a los aficionados franceses, cuya presencia era mayoritaria, pero una tímida reacción con goles de Karabatic y el pivote Sorhaindo hizo despertar las gargantas al grito de "allez les bleus".
En el plano goleador a España la mantenía por delante Julen Aguinagalde, poderoso en el uno contra uno con Didier Dinart. Sus cuatro goles en la primera parte supusieron un pleno de efectividad.
Reacción de Francia tras el descanso
La selección española se fue al descanso con una esperanzadora renta de tres goles 12-9, pero la francesa no estaba ni mucho menos muerta. Se encargó de demostrarlo Accambray, que pasó de inédito en la primera a auténtica pesadilla de los nuestros en la segunda.
El jugador del Montpellier se destapó con siete goles que poco a poco fueron minando la defensa de España. El tercero de ellos puso a Francia por primera vez a un solo gol de distancia y dio la ocasión a Abalos para culminar el empate en una contra posterior (17-17).
Estallaba la grada francesa y comenzaban los minutos de estancamiento de España. Las paradas de Sterbik ayudaban a que la brecha no fuera mayor, porque los españoles entraron en una sequía de diez minutos que se hicieron eternos; demasiados fallos desde la segunda línea y demasiada dureza en la defensa.
De nuevo apareció Accambray para poner la mayor ventaja de Francia en el encuentro (17-20) y el júbilo en la grada, que insistía con el "allez les bleus" frente al tímido "a por ellos" de los españoles, en minoría.
Fue el extremo Cristian Ugalde el que rompió la mala racha española, pero sobre todo fue Víctor Tomás desde la otra banda el que tomó las riendas de la anotación española. Un gol suyo desde siete metros, el primero que le concedían a España los árbitros tras 55 minutos, acortó distancias (21-22). Y tras una serie de ataques fallidos de los dos equipos, él mismo se encargó de poner el empate en el marcador para enmudecer a los aficionados franceses.
Los dos últimos minutos fueron agónicos y al final, la ocasión de Cañellas, el tiro al palo de Karabatic y el gol de Accambray en el último segundo. Lágrimas de los españoles sobre la pista y una buena ocasión de colgarse la medalla que se ve de nuevo frustrada.