Este tercer puesto permite al asturiano recortar puntos en el campeonato ya que Vettel tuvo que abandonar cuando era primero pero se mantiene con 132 puntos, seguido de Alonso (111) y del finlandés Kimi Raikkonen (Lotus) que tiene 98.
Alonso no fue Alonso en la salida

La salida del Gran Premio no tuvo adelantamientos destacables como a los que nos tiene acostumbrado Fernando Alonso. El Ferrari que voló al apagarse el semáforo fue el de Massa. Alonso se vio emparedado por los McLaren y, tras superar algún que otro susto, se mantuvo décimo hasta el final de la primera vuelta que pudo alcanzar el noveno puesto.

En la segunda vuelta se colocó octavo pero aún estaba muy lejos de los gallos de la carrera. El 'poleman' Lewis Hamilton (Mercedes) era una flecha, su bólido sumaba una vuelta rápida tras otra hasta que reventó su rueda trasera de manera inesperada en la vuelta ocho.

No fue el único, tras él reventaron sus neumáticos Massa primero y Vergne después. La explicación a tanto reventón había que buscarla en dos factores, uno en la degradación de los neumáticos y otro en el tocar los pianos.

Debido a esto, tanto Fernando Alonso como Mark Webber cambiaron la estrategia. Ambos entraron a boxes y sustituyeron sus neumáticos blandos por un compuesto duro. No les salió mal porque los dos comenzaron a adelantar posiciones hasta que volvió a vivirse otro reventón, el de Vergne que causó la entrada del Safety Car en pista en la vuelta 16. La pista necesitaba ser limpiada y el coche de seguridad no se fue hasta la vuelta 21.

Tras lanzarse la carrera se vivieron minutos de calma. En esa tranquilidad los más rápidos eran los Red Bull, Vettel por delante y Webber por detrás, que venía remontando. El australiano quería despedirse de Silverstone como se merece y no dudó en adelantar a todo el que se le ponía por delante, incluido Fernando Alonso.
Vettel abandona por primera vez en la temporada

Los Red Bull rodaban con neumáticos intermedios y Ferrari con duros, eso les hacía no temer por las ruedas pero la desgracia les vino en forma de avería mecánica. Corría la vuelta 42 cuando al líder Sebastian Vettel se le paraba su monoplaza en la recta de meta. Por primera vez en la temporada, el alemán tenía que decir adiós y el coche de seguridad tenía que volver a entrar a pista para facilitar la retirada del coche número uno.

Durante esa neutralizada, Alonso se fue al taller de nuevo y al regresar se colocó octavo. Su misión sería durísima ya que la carrera se volvió a envenenar en la vuelta 45 y los primero que sucedió fue un nuevo reventón, el de Sergio Pérez, justo delante del asturiano, que pudo evitarlo casi por acto reflejo.

En las siete vueltas finales, el asturiano consiguió la machada de subirse al podio por detrás de Rosberg y de Webber. Él y Hamilton (cuarto finalmente) rodaron de manera extraordinaria en los últimos giros y superaron a un Kimi Raikkonen al que la carrera se le estaba haciendo demasiado larga.

El tercer puesto final del español otorga un aire de espereza en sus pretensiones por el título. Sin embargo, la carrera le dejó al español una "sensación rara" ya que a pesar de recortarle "puntos" en la general a Vettel, no tienen "un ritmo bueno". "Ha habido otros domingos en donde hemos perdido puntos pero nos sentíamos más optimistas después. Hemos recortado puntos pero aún queda mucho trabajo por hacer. De toda formas, creo en mi equipo", aseguró Alonso sobre el tercer cajón del podio de Silverstone.