El sector económico que más ha tirado del empleo durante esta primavera ha sido el de la construcción con 3.400 ocupados más que en el primer trimestre, seguido de la industria con 2.100 empleos y la agricultura con un incremento trimestral de 1.100 ocupados. El sector servicios también registró un comportamiento positivo, pero este fue mucho más moderado con tan solo un crecimiento de 600 empleos debido a la coincidencia de este periodo con el de menor actividad turística ya comentado. En términos anuales también se produce un crecimiento generalizado en la ocupación de todos los sectores económicos.
Tras esta positiva evolución el número total de ocupados se sitúa al finalizar el segundo trimestre del ejercicio en los 886.600, cifra no vista desde el verano del año 2007, mientras que el total de parados se reduce hasta los 222.400, un 16,4% menos que los existente un año antes. La tasa de paro en el archipiélago se deduce un 0,6% entre los meses de abril y junio hasta situarse en el 20,1%, 4,2 puntos inferior a la de hace un año y 4,8 puntos superior a la nacional (15,3%).
Para el presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Sesé, "estos datos nos siguen dejando una sensación "agridulce" en la medida que la ocupación está mostrando una importante fortaleza en todos los sectores de la economía, registrado valores agregados de empleo previos a las crisis, pero, a la vez, se evidencia la dificultad que tiene nuestra economía para reducir la elevada cifra de desempleados debido a deficiencias estructurales en nuestro sistema productivo, educativo, así como en algunas de las políticas activas de empleo que están impidiendo que el la tasa de paro se reduzca en sintonía con la recuperación de la economía."
En este sentido Sesé continúa afirmando que "seguimos teniendo un reto especialmente acuciante, como es la necesaria disminución del desempleo, particularmente elevado y persistente entre determinados colectivos, tales como los individuos más jóvenes y los más mayores, y los de menor nivel de cualificación". Por eso, comenta que , "las políticas públicas deben orientarse a evitar que los trabajadores permanezcan largo tiempo en situación de desempleo, con la consiguiente pérdida de capacidades. De hecho, reducir el desempleo (en particular, el de larga duración) es una de las principales palancas para favorecer un crecimiento socialmente sostenible."
Por último insiste que "hay que alcanzar mejoras en el ámbito de la productividad y para ello es preciso combatir el elevado grado de segmentación del mercado de trabajo y la baja formación en un sentido amplio ya que la crisis y los nuevos retos que tenemos por delante nos están poniendo de manifiesto que el alargamiento del período formativo no es, por sí solo, suficiente, sino que se requiere un aumento de la calidad de la educación, orientada a adquirir competencias con las que afrontar los retos derivados del progreso tecnológico y de la globalización."