Es decir: la zarzuela, los rateros cantando a/y en Madrid. La Villa (de villano) y Corte. Y sus cortes y sus leones impasibles. Su museo del Prado que sólo visitan un ínfimo porcentaje de los leños de la capital de las Españas. Su Parque del Retiro con la única estatua dedicada al Diablo que uno sepa. Otra premonición supersticiosa, obra de un hermano del que esculpió las fieras que guardan el Congreso. Perdón.
Pues el género chico es lo que está de moda o de palpitante (...) actualidad, que diría un orador en la tribuna. Un sainete de rateros, de cutres ministras/os, de monosabios y torerillos, de chicotes postineros y nada de la crema de la intelectualidad. Y mucho menos de lavapiés (la semana santa ya está cerca) y ni, por asomo, lavarse las manos para que estén limpias. Una zarzuela con todos sus ingredientes de zafiedad folclórica. Aunque pueden añadirse personajes al elenco. Y los hay.
Respetable público, señoras y señores, votantes todos – dos puntos, o tres o cuatro puntos filipinos – no queda más remedio que citarlos y hay que comenzar por Bárcenas que puede salir sin maquillarse al escenario y dar el tipo de bandolero con esa mata de pelo, esas patillas y esa desfachatez de golfo que presume de serlo. Ladrón bien vestido, pero que es el rata tercero. Los hay peores e igual de cínicos. Veamossssss, que diría Zoria el nuestro: Rato...¿qué me dice?, pues si, Rato. Ex esperanza blanca del fascismo español y presuntamente (...) responsable del Banco Mundial y efímero ejecutor/director de Bankia, otro coro de cuatreros que había que dejarla caer antes de antes. Pudo ser presidente del gobierno con el voto, secreto ji ji, del pueblo y de los patriotas evasores del dinero robado que jamás devolverán ni entrarán – rima porque estamos hablando de un musical, ojo – en la cárcel; eso se deja para las clases que no pueden pagar la fianza. O Cascos, pura poesía, que se peleó con el rata primero y hoy muestra un rostro de boxeador sonriente sin tirar la toalla. Tuvo poder y lo mantiene en el disco duro, menos duro que su faz demócrata cristiana. Es un confidente que sabe lo que sabe. Como su colega Acebes, un ángel que no llega a fin de mes. Otro rata del coro de colegio de pago...., se me olvida, caballero, de don Trillo – me apunta la vecina que hace días que no sale por la gripe – el del pelo negro como ala de cuervo (...), fervoroso costalero cartaginés, ex ministro de todo lo que se le ponía por delante, doctor en geografía que confundió El Salvador con las Honduras y tenía razón: es lo mismo. Ahí sigue; no tiene oído, pero hace su papel en la tramoya de la zarzuela tan española.
Hay más, pero vamos a dejarlo para otra instalación. De momento hemos hablado de música (...) y del coro de la Gran Vía, del coro de las ratas y del género chico, cada vez más chico. A lo mejor continuamos un día de estos con este asunto, pero podíamos acabar esta crónica con otra romanza de zarzuela, muy rústica y orgullosa que dice "Ay, ay, ay, ay, que trabajo nos manda el señor, agacharse y volverse a agachar..."etc. pero puede ponerse en boca del Duque que sigue ostentando este título de nobleza (...) y que es el que dirige el coro porque su familia es intocable. Otra zarzuela muy conocida por el pueblo que asiste a estas representaciones del género chico. Nada que ver con Carmen, una ópera con mayúsculas compuesta por un francés que jamás estuvo en tierra de hispanos. Como el rey que es italiano y la reina es griega...¿un esperpento...?, puede ser, pero es verdad. Sólo le falta la música del himno nacional que es una marcha prusiana. O casi. Y menos mal que no tiene letra. Como el coro de los ratas. Estaría a la altura de Los Miserables.
