Paradójicamente, cuando surgen algunas voces, muy pocas, que creen conveniente cobrar sólo un euro por ver al Teide, otras más numerosas protestan alegando una huída de turistas porque ese euro les descontrola el presupuesto o el "todo incluido", una aberración que ocupa el terreno y la mar y utiliza lo que debe (...) ser de todos y no es; tal como el aparcamiento que hemos citado. Un euro por visitar Las Cañadas daría, supongo, para mantener este espacio como es lógico y eliminar el teleférico (que es privado y una aberración), la capilla, el parador, los senderos artificiales, el asfalto y todo lo que los cutres ingenieros (...) idearon para que un paraje único se haya convertido en un parque temático sin tema.
Es como otros estacionamientos – el del Hospital Universitario, por ejemplo – muy caros y que deberían ser gratuitos, porque casi nadie va a un centro sanitario por cuestiones placenteras. Y que es abusivo y tampoco emplea a parados. Lo de La Residencia (...) también universitaria, es tercermundista: un terraplén llena de gorrillas que le ayudan a buscar un habitáculo dónde dejar el coche mientras se visita a los enfermos que es, ya se sabe, una obra de caridad. Este último ejemplo es paralelo a nuestro Mojón – el centro de referencia de la zona excelente, la de lujo, la milla de oro – , un pargo salado, un montón de tierra polvorienta, una jaima varada en el desierto que nos insulta sin que nos demos cuenta. Un fracaso absoluto de la desidia de los presuntamente responsables, políticos, empresas y, sobre todo, de los usuarios, como el ya famoso no-hospital público del sur que nos importa menos que el Barça o el Madrid o de la enésima reina infantil del carnaval.
Pues si, parece ser que este año comenzará a cobrarse por los carritos portaequipajes en los aeropuertos. Es decir que, después del vuelo, usted se habrá gastado el billete y la módica consumición en los bares rateros, además del aparcamiento. Aunque siempre nos quedará el consuelo que hoy las maletas (las normales) llevan rueditas y son cómodas de conducir. Y es que en el fondo tiene su gracia. Creo. Porque no me negarán que es bien sano el llevar el equipaje al hombro, caminar que dicen los médicos que es bueno y sentarse en el hogareño sillón del coche de la familia, lo que significa – otra vez – que lo mejor del viaje es el regreso, aunque nos cueste sólo un euro más. Peor es que el avión se hubiera caído, dice un viajero, pensando en que se pasó la travesía con los ojos fuera del casco y leyendo el periódico al revés, oyendo el run-run monocorde de los motores. A dios gracias.
Y pagaremos sin alzar la voz (antes si) y pronto formará parte de nuestras miserias, como pagar por ver a un enfermo o permitir lo que hemos permitido. En el fondo, es sólo un euro: la gasolina cuesta mucho más que la leche. O un SMS ni les cuento.