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26 Mar

El pescado salado y la Semana Santa

Nos encontramos inmersos en unas fechas en que la gente sale de su casa (el que la tiene o posee) para descansar (...), relajarse y esperar el regreso con las pilas recargadas. Y los niños en la edad dictatorial en que se les obliga a realizar tareas, tales como el estudio y levantarse temprano cargando mochilas de marca y su móvil que les mantiene controlados, pierden jornadas indispensables para subir el nivel que es el que es. Es así porque hay que mantener las tradiciones, aunque sean bárbaras y cantidad lúgubres. Es la Semana Santa que recrea una tortura y una ejecución que ocurre aún hoy en día. Todo ello edulcorado agriamente con salmodias de dos mil trece años (...), la pompa y la circunstancia y la emoción que produce un atavismo resignado porque algo tiene que haber.

Entre el ritual, no es poca cosa lo que se come esos días están el pescado salpreso o el bacalao, ya que nos autoprohibimos la carne de animal terrestre, como si la mar salada (...) careciera de animalitos que poco sufren. "Incluso - me dice la vecina que sigue paseando – mi nuera, que para la chacina es como Reverón pa lapas, se reserva y le da por el pescado; la carne ni probarla...ella respeta lo que nos enseñaron los viejos de antes", si, le digo, era gente seria que ni se lavaba en estos días y daba gusto y respeto ver el templo forrado de cortinas negras, la matraca que imponía, la gente llorando de emoción y los cofrades cargando al señor muerto, meciéndolo con precisión militar...ay", acaba con un mohín no exento de emoción sincera y veterana.

-"¿A usted que le parece que los niños tengan vacaciones esta semana...?, pues, dudo, creo que tendría que haber escuela que bastante que nos hace falta; si, tal vez de viernes a domingo bastaría, no sé...¡Pues está, caballero, pero que muy equivocado! En la semana de pasión se aprende bastante...¿no me ve a mi?, si, la veo. Y le digo más, insiste, yo me aprendí el perdona a tu pueblo señor desde chiquitita y aún me lo sé de memoria, ¿le parece poco?, no. Pues mi yerno no se sabe ni el padrenuestro, porque le cambiaron la letra y ahora no se dice que hay que perdonar a nuestros deudores.....¿se da cuenta?, si. Bebe un sorbo.

El pescado salado se puede comer y no da repugnancia, no así la carne de otro tipo de animales, circunstancia que demuestra – una vez más – que la semana santa tiene una sabiduría de años que abarca hasta la culinaria tan de moda. El cursi sushi es una moda que puede venir de nuestra costumbre de comer pescado crudo, previa salazón. Es una moda, creo.

Pues antes existía la bula, me atrevo a mortificarla. ¿Cómo?, salta, si, insisto, la bula era tener autorización expedida por autoridad eclesiástica para hacer algo prohibido, tal como comer carne (a veces roja) el viernes santo, previo pago...¿qué? Pues no me lo creo, son cosas de herejes que viven en la oscuridad, dice ufana bebiendo agua de nuevo. Y le dejo, se despide, porque tengo que arranchar mi casa y ver si tenemos cebollas, batatas, calabaza y hacer un buen mojo que todo es bueno para la comida del viernes. Y se va, entera.

No le pregunté por el papa Francisco, el de los pobres. Ya habrá lugar, vamos a darle los cien días de gracia, aunque ya tiene su feligresía censada: hay más pobres y él, nos, ya dio la tónica de lo que será su pontificado: una iglesia pobre para los pobres; es decir: todo lo contrario a lo que debe ser.

¿Y que tiene que ver este último párrafo con el pescado salado...? Poco, es verdad, pero no está muy alejada la pobreza con la salazón ni con la bula. Siempre ha habido pobres y ricos. Ya se ha dicho, pero hay que repetirlo, como la semana santa. Una mentira repetida hasta el infinito se convierte en verdad.

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