El último párrafo es meditación de mi presidente (de Spaña) después de visualizar el video de los gamberritos que osaron enfrentarse a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado que velan por el bienestar de la ciudadanía, asignatura que denostaron y que hoy no se imparte en las escuelas tan llenas de profesores y seños que intentan que sus alumnos marquen el paso y poco más. Dando manguera con saña – ya era hora – hasta el punto que golpearon a sus colegas disfrazados de malandros y mimetizados entre la multitud que orina. ¡No me pegues que soy de los tuyos!, gritaba un sicario después de haber probado su propia medicina. Perdón, mi primero, la próxima vez enseñe la placa, ¿oíste?, la porra no entiende casi nada y es casi democrática. Es inmune al dolor del prójimo que cree que la calle es suya. Ya era hora, repiten los amantes del orden antiguo, muy antiguo, pero no abolido.
La mansedumbre no es una virtud – pontifica un insurrecto que discute apasionadamente que el penalti fue falta fuera del área y que no hay derecho, por el amor de dios y que la papa cara no se encuentra en los supermercados y que hay que limpiar el monte, etc. -, hay que respetar la voz del pueblo que votó lo que indicaron las urnas, ¿vale? si. Pues entonces no salga a la calle y quédese en la salita de estar, estar, viendo la enorme y excelente programación que dan las teles, que es lo que hace la gente seria, dice un evasor (trescientos mil millones de euros sacados de la madre patria a paraísos fiscales en lo que dura un embarazo normal) que nada declara y se apunta a todas las subvenciones que han venido de Europa. Cuestión normal que todo el mundo conoce, pero que ellos son así, listos de nacimiento y poseen contactos de los que uno carece. Y es que la agricultura está muy mal....sentencia un medianero, manso de corazón y que, sin duda, de ellos será el reino de los cielos y podrán ir a La Gomera para animar a sus habitantes después que el fuego purificador haya descontrolado al silbo y a sus circunstancias, como el príncipe y la princesa. Sus majestades, hay que joderse.
Y verán, los mansos, a dios y a su cohorte celestial compuesto de ángeles y como los serafines y querubines no tienen sexo es lícito considerar que mi líder, frau Merkel, es andrógina y firme, manda mucho y lleva el timón de Europa con mano firme: no hay más que ver el éxito de sus recortes que – y mi alma la quiero pa dios – han logrado que los súbditos sean cada día más mansitos, menos los que salen a la calle a pegarle a nuestros pobres policías desarmados. Odia el delito y compadece al delincuente o Todo por la Patria, oraciones ambas que bien podrían ser virtudes cardinales o castrenses que es casi lo mismo.
Pues en Canarias hay mansos cantidad, porque si después de lo que se ve y se nota, no hay el menor atisbo de protesta le damos razón a los peninsulares – que pocos buenos han venido –cuando nos llamaban "aplatanados". Y don Mariano y don Zoria son nuestros líderes, democráticamente elegidos. Los ochenta y ocho municipios del país. Así que a quejarse al maestro armero que es el que diseña las gráciles porras de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad. O, siempre hay otra oportunidad, rezar el rosario antes que sea de obligado cumplimiento.
Bienaventurados los mansos de corazón porque ellos verán a dios. Y el que no se consuela es porque es un exigente mimoso que le da por salir a la calle a molestar a la gente seria.
Juan José Dorta