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17 Ago

España tiene un mal que, a día de hoy, ningún partido político ha sido capaz de resolver. Ese problema se llama subsidio de desempleo y se juega con él a capricho del político de turno que está instalado en el machito. Aquí los famosos 400 euros se erradican o se prorrogan en función de cómo haya pasado la noche el presidente, ya sea Rajoy, Zapatero o la Santísima Trinidad. En función a veces de escenarios electorales, la tan temida tijera rajoyana dobla la cerviz para hacerle la reverencia a millones de españoles que se han quedado sin ayuda alguna.

Lo peor de todo es que hay algún incauto ciudadano que cree que el Gobierno le está haciendo un favor (cuando no es más que un derecho) y el Ejecutivo, por supuesto, colgándose la medalla de haber sacado fondos de donde no había para seguir perpetuando el maná (bueno, si es que se le puede denominar así a tan escualida cifra que en Madrid, por ejemplo, a duras penas daría para alquilar una habitación con derecho a uso de baño y cocina).

 

Por supuesto, defiendo que todo aquel que acredite fehacientemente que no tiene ayuda alguna reciba esa paga (incluso mejorada), pero que vaya aparejada con algo tan sencillo y evidente como la obligatoriedad de realizar cursos de formación, de reciclaje, de lo que sea. Hoy en día, a la administración, sea estatal o autonómica, le cuesta horrores abrir talleres para conseguir que las personas en situación de paro empiecen a reorientar su horizonte profesional. Las propias oficinas del INEM se han convertido en fábricas donde no se sabe colocar a los parados. Decenas de carteles con cursos subvencionados con fondos de la Unión Europea cuelgan de las paredes de estos centros, pero cuando se pregunta por los requisitos para poder hacer los mismos, el atribulado funcionario pone cara de póker y responde que no sabe y no intente repreguntarle porque igual te espeta un 'a mí no me pagan por eso. Ya le sellé su demanda de empleo y vuelva en tres meses o mejor hace la gestión por internet'.

La 'dádiva limosnera' de los 400 euros es pan para hoy y mucho más hambre para mañana. Desconozco de dónde habrá sacado Rajoy la pasta para conseguir que la ayuda perviva a través de este programa llamado eufemísticamente Prepara (que ni prepara ni forma). Insisto, el problema de la presión de no tener un solo euro sólo se resuelve en una pequeña parte, poniendo un parche que durará lo que dure, poco tiempo y en cuanto los vientos electorales pasen por Galicia y el País Vasco y hayan dejado conformados ambos parlamentos, la rajita de la hucha se cerrara por completo y no habrá un solo céntimo que se dedique para quienes no tienen. Y ese es el gran error, creer que la gente ya está contenta por recibir una mísera paga de 400 € sin más. Pues no, pago y formación deben ir juntos de la mano, pero eso desde Moncloa y desde cualquiera de los 17 reinos de taifas de esta nuestra España no parece que sea fácil de ver.

Juan Antonio Alonso Velarde

 

 

 

Modificado por última vez en Viernes, 17 Agosto 2012 22:43
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Juan Antonio Alonso Velarde

Actualmente es redactor en Madrid del área de política en Periodista Digital. Es columnista de opinión en las páginas de Canarias del periódico ABC, contertulio en el programa Tenerife Week, en Radio Unión Tenerife; en a Todo Tenerife, en Es Radio Pulso Tenerife y en La Alpizpa, en Canarias Radio La Autonómica.

Sitio Web: juanvelarde.blogia.com/

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