Pero ante todo esto, debemos hacer referencia a la subida enérgica e impetuosa de fuerzas alternativas, fuerzas de izquierda y en muchos casos nacionalistas. Son casos como la AGE, Asamblea Gallega de Esquerda, que ha consiguido 9 diputados en las últimas elecciones gallegas; el gran avance de Ciutadans, que pasa de 3 a 9 escaños en el parlamento catalán; la recogida masiva de votos por parte de ERC, o la irrupción del CUP con 3 diputados en las recientes elecciones catalanas. O pongamos como ejemplo, también, el caso de los nacionalismos en el País Vasco que han arrebatado el poder a los partidos estatales que gobernaban en alianza hasta hace poco.
La radicalización, llámese a la segmentación del voto, que huye del centro, es algo ya palpable y que se está haciendo efectiva en las distintas citas electorales recientes, más allá de debates independentistas como el presentado por Mas en Catalunya, pero que, a la muestra de los resultados, le salió rana. Fijemos nuestra mirada pues en un país como Grecia, donde un partido de carácter neonazi tiene la llave del poder en el país heleno. La indeterminación del pueblo a la hora de votar por las mayorías conocidas se está traduciendo en una secularización del voto extremista que en casos como éste pueden denostar la sociedad de un país.
Esta cuestión puede ser interpretada y discutida de mil y una formas, no cabe duda, pero lo que está más que claro a estas alturas del partido, es que nuestra sociedad, nuestra gente, y en particular nuestra nación canaria, están siendo castigadas y sometidas por los partidos españolistas que la han usado a su antojo durante mucho tiempo, mientras se contentaba a CC para que éste le bailara el agua, lo que ha producido un desgaste en el sentir Canarias como nación. La sociedad está reivindicando -lo vemos diariamente en nuestras calles en forma de manifestaciones, concentraciones, huelgas,...- algo distinto al dictado de los mercados, de Angela Merkel, del FMI, del BCE, y de toda la tropa que, para nosotros, nos queda muy lejana.
Es este un tema interesante que Nueva Canarias no ha dejado a un lado, convirtiéndose en un referente en el último congreso de esta formación celebrado el pasado mes de noviembre, pasando a ser la fuerza política referente en este cambio.
En el reciente congreso de NC, se aprobaron una mayoría de ponencias ideológicas y políticas de marcado carácter nacionalista, que a su vez están muy enraizadas en la política actual que demanda esta sociedad, incluyendo a los jóvenes, como no iba a ser de otro modo, pero dando un claro giro hacia la izquierda, más progresista, más social, ecológico, plural, paritario, participativo... porque sí, se puede, y cabe la posibilidad en un Estado como el nuestro, ser nacionalistas y de izquierdas, pero eso merece un análisis más amplio y discernido.
Es hora de aglutinar pensamientos, visiones distintas, engrasar herramientas, engranar mecanismos, todo ello con el fin de incrementar la participación de todos y todas los-as que quieran expresar su opinión, aportar su realidad, en esta opción de cambio, de progreso, que entiende que existen alternativas para salir de esta situación y de que es posible conseguirlo, pero eso pasa por fortalecer, entre otras muchas cuestiones, la unidad, el sentimiento de canariedad, que siempre ha sido característico en nuestra tierra.
Minerva Alonso