Sin embargo, los voceros parecen ignorar en sus cortos argumentos que la "unidad" es fruto de pactos. Y cualquier pacto significa cesión ideológica en búsqueda de puntos de encuentro. Por lo tanto, cuanto más se pretenda amarrar el sueño de la unidad más identidad perderán las organizaciones que la pretendan.

Hay casos evidentes, de organizaciones en decadencia, cuya pobreza ideológica ha marcado su recorrido histórico, que lejos de perder nada se amparan en la nominación de sus propias siglas para intentar "tragarse" a otras, pero la falta de fundamento sólido sigue haciendo que continúe su proceso de hundimiento político, como si por muy fuerte que pisen no dejase de tragárselos el barro donde se asentaron desde el origen. De acuerdo, desde éstas no hay nada que perder y puedo entender sus continuas llamadas a la Unidad.

El principio de Unidad se ejerce en el momento que una persona se decide a organizarse con otras, entra en una organización y adquiere potestad para moldear el destino de ésta. Lo contrario es cuando el individuo se limita a pretender manipular externamente para que organizaciones a las que no pertenece se diluyan en proyectos estériles y malpensados que no pasan de ser un sueño infantil. Faltándole al respeto a las organizaciones que se involucre, a sus miembros y órganos de gobierno, tomando decisiones por ellos sin potestad para hacerlo y saltándose cualquier lógica de participación desde posturas que universalmente se califican de déspotas y antiasamblearias.

Yo de Unidad entiendo lo justo: Entiendo de la que hago junto a los compañeros y compañeras de la asamblea local, que a su vez hace unidad con otras iguales en la Asamblea Nacional y así se conforma una organización bien definida que no admite injerencias externas y crece con paso firme.

A "las sirenas del barro blando" si les pido que no me miren mal, que las invito a cogerse de un cabo y subirse a alguna de las organizaciones en lucha, para que empiecen a hacer y sentir Unidad real.

Pedro González Cánovas
Miembro de ANC