Y es que el Polígono Industrial de Granadilla S.A. (empresa de donde maman un montón de cargos públicos y cuyo oscurantismo es totaly por no hacer nada) siempre se había permitido el lujazo de aprovechar cualquier chubasco para lanzar sus aguas residuales barranco abajo sin más, incluso sorprendiendo a asombrados campistas y domingueros que en pocos minutos se veían rodeados por la mierda, pero ahora parece ser que lo han cogido por costumbre y en contra de cualquier normativa ambiental de las múltiples que, incluso sanitarias, se refieren al tratamiento de aguas residuales estos señoritos -que aún campan por sus respetos en pleno siglo XXI- se permiten contaminar de esta manera una mareta de alto valor ecológico, que si no lo fuera daría igual porque actuar de esta manera a usted o a mí nos costaría un gran disgusto que ni un médico chino sería capaz de resolver de tal forma que pudiéramos evitar vernos con nuestros huesos en Tenerife II Código Penal en mano.

Pero descuiden que estos sinvergüenzas, por oscuras razones que uno no acierta a entender, no sienten el más mínimo temor de que la Fiscalía de Medio Ambiente les haga sentir su aliento en el cogote o de que el Seprona, desaparecido en el Sur de Tenerife para bien o para mal (algunas veces hemos llegado a pensar que para bien vista su forma de proceder inflexible con el débil y enclenque con los poderosos) cumpla con su deber y empure con las debidas garantías a TODOS los que actúan en contra de las leyes atentando contra nuestro entorno natural. Pero eso es una imagen idílica de un estado de derecho que por el momento ni se vislumbra en el oscuro horizonte que nos ha tocado vivir donde, lejos de desaparecer, el caciquismo y la 'justicia' tuerta se han convertido en el pan nuestro de cada día. Amén.

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