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10 Dic

Carlos Alonso y Ana Lupe Mora deciden quemar el valioso subproducto de nuestros pinares para calentar las piscinas de los hoteles

El Cabildo de Tenerife ha llegado a la conclusión, nadie sabe en base a qué estudio y/o análisis, que quemar parte de nuestros pinares para calentar agua en los hoteles es muchísimo más económico y/o ecológico que quemar diesel. Claro que para nuestras instituciones públicas la biomasa es como una especie de estorbo y están encantados de podérsela quitar de encima gastándose 650.000 euros de nuestros impuestos en darle el negocio a Tragsa para que le haga la competencia a pequeñas empresas que ya están metidas en esta actividad desde hace años y sin financiación pública de ningún tipo. Eso sí, sin haberle metido mano hasta el momento a nuestra masa forestal que precisamente se consiguió recuperar de la devastación más absoluta cuando llegó el gas butano y pudimos dejar de esquilmar nuestros bosques para calentar la comida.

¿Es viable en una tierra como ésta plantearse la quema de subproductos forestales para calentar el agua de las piscinas? ¿Es razonable dejar de importar petróleo -o apostar por energías renovables en serio- para seguir importando más abonos químicos y sustratos o compost para nuestros esquilmados suelos agrícolas? Pues razonablemente pareciera que en una tierra donde la presencia de materia orgánica en nuestros suelos es inferior al 1% habríamos de apostar por recuperar nuestros subproductos o residuos orgánicos para la recuperación de suelos, en forma de enmienda o compost, y dejarse de experimentos que en otras latitudes pudieran considerarse como energías renovables, es cierto, pero resulta muy dudoso afirmar (sin los datos en la mano) que la biomasa sea una energía renovable en un lugar que se encuentra justo junto al desierto más grande del mundo como es el Sahara.

Por tanto no nos dejan de sorprender desde el Cabildo, donde existe una Mesa de Fertilización que no tiene conocimiento de estos inventos cuando es un tema que afecta directamente al futuro de la agricultura, se siga actuando sin la necesaria planificación y atendiendo a los planteamientos del Plan Territorial de Ordenación de los Residuos (PTEOR) que en absoluto recogía estas plantas que, por lo que se ve, van a entrar en funcionamiento mucho antes que las de compostaje que sí que estaban aprobadas en la norma que habría de ordenar el tratamiento de los residuos de la Isla en su conjunto. Porque, entre otras cosas, todo este asunto sólo se puede abordar bajo la perspectiva de un planteamiento global dado que desde el momento que fomentemos, como está haciendo el Cabildo en este caso con un dinero público extremadamente escaso, la valorización energética de la materia orgánica estamos poniéndole la zancadilla a otras formas de valorización acaso más acuciantes (y desde luego más ecológicas), creando una competencia de la que es más que probable que salga derrotado es suelo agrícola. Igual de derrotado que ha salido ya cuando le ha tocado enfrentarse a la fiebre urbanizadora o al implacable avance del piche.

Según la Universidad de La Laguna, en reciente estudio pagado por el Gobierno de Canarias, "el 82% de la superficie de Canarias se halla en riesgo de desertificación". ¿Le habrá contado alguien a Carlos Alonso que casi la única forma de cortar con esa degradación de nuestros suelos es devolviéndole la materia orgánica que le hemos quitado en lugar de quemarla para calentar piscinas? Es evidente que no, de ahí que se permitan el lujo de decir que nuestra biomasa es más barata que el petróleo sin más. No tienen ni idea y sin duda alguna persiguen unos intereses distintos al interés general en un asunto altamente estratégico como este que afecta a nuestra agricultura y a nuestro paisaje fundamentalmente, cuestión a la que ya estamos demasiado acostumbrados lamentablemente.

Foro contra la Incineración Tenerife

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