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12 Mar

Antonio Bello Pérez. Nos dejó un hombre del sur

En estas circunstancias de dolor y tristeza por la pérdida de un sabio, de un amigo, mi solidaria condolencia con Francisco Bello, Pancho, y su familia.
Aunque nacido en San Miguel, su vida familiar se desarrollo en Granadilla de Abona, en la calle el Tagoro, cerca de la Plaza de San Pedro.
Uno tiende, en estos momentos, a ordenar recuerdos donde los sentimientos adquieren posiblemente mayor protagonismo de lo cabria en otras situaciones.
Antonio Bello, hombre del sur como a él le gustaba denominarse. De un sur geográfico y sociológico donde la mayor concentración de las adversidades de los ecosistemas naturales y humanos se convertían en recursos para la creatividad en la gestión de los sistemas agrarios.


Un hombre del sur que desarrolló su extraordinaria labor investigadora en el norte, un científico de interés público, como denominaba su amiga Vandana Shiva a los científicos que ponían su saber al servicio del interés general y no de las multinacionales del sector. El conocimiento al servicio de la gestión ecológica de los sistemas agrarios. Agroecología.
Su trabajo en el estudio de la nematofauna de los suelos cultivados, en la lucha contra el bromuro de metilo en defensa de la capa de ozono y en la agroecología, alcanzaron reconocimientos internacionales, como el de La Agencia para la Protección del Medio Ambiente (Enviromental Protection Agency. EPA) con sede en Washington, a través de su sección de Protección del Ozono Estratoférico, que le concedió a Don Antonio Bello Pérez el Premio a la Protección de la capa de ozono correspondiente al año 1997. Siendo en ese momento el primer español que lo había recibido.
Además, ha sido uno de los mejores expertos en los sistemas agrarios del jable, nuestra agricultura tradicional de siglos en el sur de Tenerife, síntesis de la construcción colectiva de conocimiento agrario como parte imprescindible, de lo que Antonio Bello denomina como investigación participativa. El conocimiento no es patrimonio solo de la universidad, el supo como pocos incorporar el saber de los agricultores al conocimiento agrario y, en este sentido, recuerdo cuando me explicaba como el minado en el cultivo de papas hacia la función de desinfección del suelo por insolación al atraer la humedad los nemátodos a la superficie.
Era un científico que se entendía con los agricultores, para quienes si fue profeta en su tierra, desde el respeto y admiración con quienes todavía siguen manteniendo un vínculo con el territorio, un compromiso con la continuidad cultural del trabajo de muchas generaciones, a pesar del olvido y la marginación del sector por parte de quienes han tenido, durante muchas décadas la responsabilidad institucional de defenderlo. Y frente a este panorama de abandono del sector por las políticas agrarias, Antonio Bello, no rehuyó el compromiso social, demostrándolo en varias ocasiones en las que ponía su conocimiento al servicio de la defensa de los intereses de los agricultores y ganaderos. Recuerdo, es este sentido, la movilización social en defensa del jable, como sustrato tradicional para los cultivos, frente las exportaciones para Alemania; la defensa de las cabras vinculadas a la agricultura familiar, frente a la sin razón de directivas europeas, con complicidades locales, que convirtieron a dos cabras en explotación ganadera y, también, no podemos olvidarnos de la lucha por un precio justo para las papas en la comarca chasnera en la década de los noventa del siglo pasado.
Algunos aprendimos con Antonio a tener una visión integral de los sistemas agrarios. Las palabras sagradas no llevan adjetivos, decía, al referirse a la agricultura, herencia milenaria de la humanidad que el sistema económico actual quiere privatizar, patentando la vida, atribuyéndose inventos con modificaciones genéticas que solo persiguen incrementar sus patrimonios.
En el 2009 el pleno del ayuntamiento de Granadilla de Abona lo declaró, de acuerdo al reglamento de honores y distinciones, hijo adoptivo en reconocimiento a sus méritos científicos y defensa de los sistemas agrarios del jable, ahora, que continua entre nosotros de otra manera, debemos preservar su memoria, como referente de hombre de conocimiento y compromiso social con la agricultura.
Gracias y hasta siempre amigo.

Antonio Cabrera

Concejal de "Sí se puede" del ayuntamiento de Granadilla de Abona

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