La investigación realizada por un equipo de científicos de la Universidad Johns Hopkins, en EE.UU, consistió en inyectar en el estómago de ratones sustancias cancerígenas, provocándoles pólipos y otros tumores malignos. Posteriormente trataron a los ratones con altas dosis de vitamina C, equivalentes a la cantidad contenida en unas 200 naranjas.
Los datos fueron tajantes, en todos los casos los tumores diminuyeron, y en algunos hasta desapareció por completo. Lo que confirma que la vitamina C es capaz , de forma independiente, de acabar con células cancerígenas, incluso con las mutaciones que las convierten en inmunes a la quimioterapia y a las defensas del nuestro sistema inmunológico.
Al parecer, la vitamina C produce en el líquido que rodea al tumor, una gran cantidad de peróxido de hidrógeno, capaz de acabar con la célula cancerígena. Las dos mutaciones que causan el cáncer de colón, BRAF y KRAS, también se dan en el de páncreas, por lo que las posibilidades de luchar contra ambos, en base a este nuevo descubrimiento, suponen una gran esperanza.
Ángel M.R.S.