El ser humano habla muy a menudo de secretos, pero en el Principio creador de Dios no hay secretos ni misterios. Somos los seres humanos los secretistas, somos nosotros quienes nos instalamos con impertinencia sobre nuestro prójimo y principalmente sobre nuestras criaturas hermanas, los animales, a quienes consideramos como seres inferiores.
Si por suerte usted no se ve a sí mismo como un súper-dios trate de pensar por un momento de otro modo, con el fin de percibir los reinos de la naturaleza como parte de esa unidad en donde los animales, las plantas y toda la Madre Tierra podrían ser nuestros instructores. Aprenderemos también que desde la Comunicación universal fluye cada día para cada ser humano una tarea específica de enseñanza, que lo quiere estimular a que avance en el desarrollo espiritual.
Posiblemente usted tampoco sepa que a través de unos momentos al día de meditación u oración, se nos pueden dar muchas sugerencias sobre nosotros mismos. Pero si usted reza, rece en silencio y perciba en su interior cómo se quiere desarrollar la oración en usted. Durante la oración respire tranquila y profundamente, en la consciencia de que usted está rodeado por el Espíritu eterno, Dios. En la oración silenciosa uno puede descubrir muchas cosas sobre uno mismo.
También si usted va a pie al trabajo o a comprar, o cuando se sube al coche, hágase consciente de que Dios el Eterno es omnipresente. Precisamente durante un paseo agradable usted podrá captar muchas cosas sobre sí mismo a través de sus pensamientos, por ejemplo si el viento lo acaricia, si los árboles se inclinan, o si usted capta el caminar rápido de un animal. Pues todo, absolutamente todo nos quiere decir algo, por eso estimado lector sepa de la importancia de vivir en el presente, en el instante, ya que si estamos despiertos, es decir concentrados y no dispersos en pensamientos vacíos, podremos captar los pasos de aprendizaje que a usted, o lo tranquilizan y amplían su consciencia, o bien lo conmueven.
Mª José Navarro