Como ya se ha dicho, al tercer centro de consciencia, desde el punto de vista divino-espiritual, se le llama el centro de la sabiduría. Sin este campo energético-espiritual el hombre no sería completamente flexible en su constitución ósea y en su sistema muscular. El principio divino de la Sabiduría es una corriente sagrada que genera y permite el caminar erguido y esbelto del ser humano. La sabiduría divina es al mismo tiempo la acción, esto ya lo reconocemos al conocer aquellos órganos activos que este centro de consciencia alimenta con las fuerzas etéreas sagradas, como es el estómago, el intestino, los músculos, etc...
Este centro de consciencia también es el origen de lo creativo en el hombre, pues mueve el Espíritu del ser humano. Si por ejemplo la persona está orientada hacia Dios y Le pide indicaciones y conducción, se desarrollarán en especial las corrientes de la sabiduría divina, que no sólo fluyen en el tercer centro de consciencia, sino igualmente en todos los demás centros, como parte de la séptuple corriente etérea. En el Espíritu no existe ninguna separación de la fuerza, ya que tanto en la partícula más pequeña e insignificante como en la gran totalidad está contenido todo. Por eso según las leyes espirítales se dice: «Todo está contenido en todo». Además la fuerza de la sabiduría es estabilizadora y generadora de fuerza, por lo que como se dijo al principio los deportistas deberían esforzarse en que las fuerzas etéreas fluyan siempre libres a través de este ámbito de consciencia.
Ana Sáez Ramirez