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12 Mar

Los derechos legítimos del Pueblo Saharaui y las pretensiones anexionistas de Marruecos (II)

Para afianzar su argumentación, el mencionado autor equiparaba las concesiones que el Partido Comunista de España (PCE) hubo de hacer al inicio de la Transición de España a la democracia, a las que -en su opinión- debería hacer ahora el Frente Polisario, abandonando así su derecho a la autodeterminación y a la independencia (por "utópica", según el Sr. BLG). En opinión de dicho articulista, si el Pueblo saharaui y, en definitiva, la RASD, se doblegasen a aceptar esas concesiones, ello permitiría a los saharauis acabar con la diáspora, el exilio, el sufrimiento y vivir con dignidad. En caso contrario, concluía BLG a modo de sutil amenaza velada, el Pueblo saharaui se vería obligado a continuar en el exilio, un largo y penoso exilio que dura ya más de cuatro décadas.


Ese planteamiento, además de ser un mero exponente de las pretensiones alauitas, eludía cuestiones fundamentales y contenía presuntos argumentos que no se ajustan a la realidad, desvirtuándola totalmente, como se expone a continuación.
1. Es una falacia comparar la situación de España y del PCE, al inicio de la Transición española a la democracia, con la del Frente Polisario y la de un Marruecos invasor que ha pretendido anexionarse de facto un territorio sobre el que no ostenta ningún título de soberanía. Entre otras diferencias relevantes (un Frente de Liberación Nacional es bastante más que un partido político y tiene unos fines mucho más amplios), el PCE pertenecía a una misma y única nación, mientras que Marruecos invadió y ocupó, ilegal e ilegítimamente, un territorio ajeno. Son dos situaciones que nada tienen que ver y cuya comparación, por tanto, no se sostiene.
2. La credibilidad de los gobernantes marroquíes en el contencioso del Sáhara Occidental es nula. El Ejército marroquí ametralló y bombardeó a los saharauis con napalm, fósforo blanco y bombas de fragmentación (lanzadas desde cazas franceses y Phantom F-5 estadounidenses), obligando a la mayor parte de la población superviviente del genocidio -todavía hoy impune- al éxodo y al refugio forzoso en las zonas más inhóspitas del desierto argelino. En la todavía entonces provincia española, Marruecos impuso una segunda colonización - ¡en el último tercio del siglo XX, cuando ya todo el resto de África había logrados su descolonización! -, abortando con ello el proceso descolonizador español, requerido por la ONU desde la década de 1960. Desde un principio, los dirigentes marroquíes han desafiado la legalidad internacional y han obstruido de manera torticera y sistemática la solución internacionalmente reconocida para estos procesos (el referéndum de autodeterminación). Y después de una guerra de 16 años contra el pueblo saharaui y de haber desbaratado todos los planes propuestos por Naciones Unidas, el Majzén marroquí hace ahora la oferta unilateral, al Frente POLISARIO –representante legítimo del pueblo saharaui-, de negociar una autonomía limitada sobre la base, innegociable, de la marroquinidad del territorio saharaui, sin cabida, por supuesto, para la autodeterminación ni, en su caso, la independencia. Para quienes aún tengan alguna duda, y como prueba fehaciente del sistemático comportamiento del invasor y ocupante marroquí, conviene recordar también aquí el brutal desmantelamiento en 2010, por las fuerzas de ocupación marroquíes, del pacífico campamento saharaui de Gdeim Izik, cerca de El Aaiún ocupada, y las condenas a cadena perpetua subsiguientes tras un juicio farsa a los presos políticos saharauis.
3. Después de tanto tiempo (43 años) de ocupación y exilio, de tantos compromisos incumplidos, de tantas zancadillas al proceso descolonizador, Marruecos sigue apostando por su política de hechos consumados: una vez ya invadido y ocupado militarmente el Sáhara Occidental, y masacrada y desterrada parte de su población autóctona, lo que se negociaría entre las Partes sería, como máximo, algunas condiciones de la pretendida autonomía y del proceso correspondiente; el pueblo saharaui tendría que aceptar y padecer, de entrada, la sumisión y la anexión a Marruecos, su enemigo, con régimen político semifeudal, corrupto y deplorable. ¿Es esto lo que el articulista de EL PAÍS (BLG) llama "defender la dignidad"? ¿No está establecido en la Carta y en las múltiples resoluciones de las Naciones Unidas que la solución a los problemas de descolonización es el referéndum de autodeterminación con todas las opciones abiertas?
4. ¿Qué haríamos los españoles en un supuesto similar, es decir, si "ellos" (los saharauis) fuesen los españoles -nacionalidad que tenían, de hecho, en el momento de la invasión marroquí- y "nosotros" (los españoles) fuéramos los saharauis y estuviéramos en su situación? ¿Qué hicimos cuando nos invadieron las tropas napoleónicas, el ejército más poderoso de Europa? ¿Renunciamos acaso a nuestra independencia? ¿Dejamos pisotear nuestra dignidad? No; el pueblo español se levantó, combatió -como ha hecho también el pueblo saharaui- y expulsó al invasor, con las horribles consecuencias inmortalizadas por el genial pintor Francisco de Goya en Los fusilamientos del tres de mayo (de 1808). Hoy, algunos de aquellos miles y miles de patriotas que se sublevaron contra el invasor son honrados como héroes en el cementerio de La Florida, en Madrid.
La RASD y el referéndum
5. Precisamente porque Marruecos negó a los saharauis –primero, con la invasión y la ocupación y, después, con la trasgresión sistemática de la legalidad internacional- la realización de lo que ahora el Sr. BLG y otros corifeos del Majzén pretenden calificar de utopía, el pueblo saharaui no tuvo otra salida -para defender su dignidad y su supervivencia como tal pueblo- que proclamarse República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el exilio, habiendo sido reconocida por más de ochenta países y por la OUA (actual UA, Unión Africana), de la que es Miembro fundador de pleno derecho. Y, desde la declaración de cese el fuego en 1991, auspiciado por la ONU y la OUA, la RASD ha optado por la vía pacífica para proporcionar a su pueblo un futuro legítimo y digno, que pasa necesariamente por el inalienable derecho a la autodeterminación.
6. Ahora bien, el referéndum de autodeterminación era la contrapartida acordada por las partes a cambio del cese el fuego en 1991. Si Marruecos no cumple sus compromisos y la comunidad internacional no presiona firmemente a los dirigentes marroquíes para lograr su cumplimiento efectivo, ¿debemos esperar que el Frente POLISARIO y el Pueblo saharaui vayan a quedarse eternamente cruzados de brazos, sentados sobre la arena del desierto, contemplando impasibles cómo pasan delante de sus ojos las cenizas de su República y los cadáveres de generaciones y generaciones de saharauis? Además, como señala el profesor estadounidense Stephen Zunes, si no se reparara la enorme injusticia perpetrada contra el Pueblo saharaui, ello podría no sólo dejar muy maltrecha la máxima institución internacional para la preservación de la Paz, sino también sembrar el odio en la población ultrajada y ser fuente de inestabilidad futura en el Magreb, si es que no, además, en otras partes del Mundo.

Luis Portillo Pasqual del Riquelme 
Doctor en Ciencias Económicas, exprofesor de la Universidad Autónoma de Madrid

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