Ante las repetidas incidencias, se desesperan los usuarios y los empleados, al querer estos dar un buen servicio y no resultarles posible.
Es intolerable que en la época de las Nuevas Tecnologías de la Comunicación nos encontremos con que no se pueda ni siquiera admitir un simple documento para certificarlo por problemas técnicos.
Los responsables de esta empresa pública estatal, cuyas oficinas nos recuerdan cada día más a administraciones de lotería o bazares, deberían tomarse más en serio las cosas y reforzar los servidores o lo que sea preciso para evitar los numerosos trastornos e incidencias que se producen a diario.
Jesús Manuel Díaz Lorente