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06 Sep

Policías, solos ante el peligro

Las concentraciones de personas más frecuentes en los últimos meses tienen que ver con los llamados botellones. Si nos situamos en el contexto pandémico que estamos viviendo, en estos encuentros no se suelen respetar normas de ninguna clase, ya que pocos jóvenes usan mascarilla y prácticamente se suelen saltar a la torera las distancias de seguridad. Aparte de esto, no hay que olvidar el bullicio que se organiza y que impide el descanso de los vecinos de la plaza del pueblo o del barrio.
¿Acaso acude el concejal de turno a restablecer el orden? ¿Acaso acude el alcalde? ¿Acaso acude el ministro del Interior? ¿Acaso acude el consejero con competencias de seguridad? La respuesta a todas estas cuestiones en negativa: los que acuden son los cuerpos policiales, ya sean policías nacionales, guardias civiles, policías autonómicos o locales. Suelen ser recibidos a botellazos por algunos energúmenos y con insultos de todo tipo.


Los cuerpos policiales, aparte de la escasez de recursos materiales y humanos con la que se encuentran muchas veces, han de aguantar ataques, escarnio y humillaciones de todo tipo en sus intervenciones con la multitud. Es usual el calificativo de "perros". Vimos también hace meses en Barcelona a unos salvajes que incendiaron una furgoneta con un policía de la Guardia Urbana dentro y que se salvó milagrosamente. Hemos visto a policías huir despavoridos. Algo falla aquí.
Una parte de la clase política, a la que le corresponde condenar los actos violentos contra estos empleados públicos, no lo hace como debiera, es decir, sin complejos. Otros políticos no lo hacen de ninguna manera y, además, están pendientes de cualquier mínimo error para abrirles expediente a la primera de cambio ignorando muchas veces la presunción de inocencia. Parece que no es políticamente correcto respaldar a los agentes policiales cuando son objeto de ataques de todo tipo por parte de algunos desalmados.
En un Estado de derecho las fuerzas y cuerpos de seguridad son fundamentales, de ahí que el respaldo institucional y social no tengan que faltar nunca. En algunas ocasiones hemos oído la expresión "violencia policial". Esta violencia es una violencia legítima siempre que no haya abusos ni se salga de la Ley, por supuesto. Algunos, de manera interesada, ven violencia policial por todos los sitios cuando hay una intervención de los agentes e intentan confundir a la opinión pública con tales declaraciones.
Violencia salvaje e intolerable en un Estado de derecho y en una sociedad democrática es insultar a los policías, apedrearlos, pisarles la cabeza e intentar prenderles fuego, por ejemplo.
Ya es hora de que las instituciones respalden firmemente a las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Jesús Manuel Díaz Lorente.

Delegado del CSIF

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