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La Palma vio como hace un año la tierra se abría y expulsaba con rabia el fuego que albergaba en su interior. Un espectáculo de la naturaleza y un recordatorio del origen volcánico de nuestro Archipiélago. Sin embargo, esto ocasionó daños irreparables en el tejido económico de la Isla y en la vida de miles de palmeros y palmeras. La UGT, como sindicato mayoritario, se puso en marcha desde el primer momento. La Organización se volcó en todas sus estructuras, tanto a nivel insular, regional y estatal. El envío de ropa y elementos de primera necesidad, se unió a la solicitud al Ministerio de Trabajo del Gobierno de España del establecimiento de unos ERTE que diera cobertura a todos los trabajadores y trabajadoras afectadas por esta catástrofe. Y así fue, se mantuvo el empleo, a pesar de la destrucción de cientos de empresas y campos de cultivo.