Tanto desde el propio ayuntamiento, como desde algún medio de comunicación, se ha intentado mezclar una cosa con otra, mientras que no se asume la obligación del consistorio para con estos jóvenes de los que hablamos y que son capaces de cambiarnos el aspecto de un triste muro de la avenida de Trinidad, por ejemplo, periódicamente y con costes que asumen ellos mismos.
Desde ANC, exigen al ayuntamiento que abra los ojos a la realidad de los tiempos que vivimos, poniendo los pies en el siglo XXI y valorando antes de multar o sancionar el arte indiscutible que viste a ciertos espacios de la ciudad, incluso dentro del Casco Histórico, como fue el caso de la puerta de la Galería Conca, cuyo motivo parece ser que causó un alboroto entre el Clero que caminó los pasillos del ayuntamiento, sin que por ello la Sala (abierta desde Marzo 1971) haya dejado de ser referente en el Casco, recordándonos que hay una Laguna paralela a la religiosa: la de la una población joven, con un destacable grado de creatividad.