Son espacios emblemáticos y sin embargo desconocidos para la gran mayoría de la población grancanaria en los que abundan bienes pecuarios tan interesantes como goros, corrales, majadas, goretes, cuevas refugio, abrigos de pastores, abrevaderos o alpendres.
De lo recogido hasta el momento, destaca la abundancia y variedad de bienes ganaderos de carácter pastoril que aún perviven en el Cortijo de Majada Alta, la extraordinaria muralla de piedra seca que separa el Cortijo del Nublo de las vertientes que se precipitan hacia Timagada, el agarradero o abrigo natural para el ganado del Camino de la Raya, en la zona del Montañón, así como la riqueza etnográfica, casi intacta, del Barranco de Vigaroé, que compite con su belleza natural y paisajística.
También se ha censado para su posterior catalogación las conocidas cuevas de la Jumosa y de la Majadilla, en las Rampas de Amurga, soco de pastores como Jacinto Ortega y la familia Guedes, quienes han mantenido viva la tradición del pastoreo desde mediados del siglo pasado en el sur de la Isla.
Asimismo, se han incorporado al censo elementos relacionados con otras actividades económicas, como eras agrícolas, pequeñas presas, hornos de pan, antiguas cadenas de cultivo y cruces, entre otros, que por su valor etnográfico también se incorporarán a la Carta Etnográfica.
El objetivo del Cabildo es poder catalogar hasta cincuenta bienes pastoriles en los próximos meses, por lo que el trabajo de campo continuará hasta que las altas temperaturas veraniegas dificulten la labor, momento en el que el proyecto pasará a la fase de implementación de la información no obtenida en estas salidas al interior de la Isla, como la datación exacta de los bienes recopilados a través de la tradición oral.