El objetivo, recalca Torres, es prevenir posibles desprendimientos como los ocurridos tras las lluvias torrenciales de octubre de 2015 y que obligaron al cierre de la carretera.
Los trabajos, que tendrán un plazo de ejecución de 3 meses, incluyen la colocación de muros de mampostería de 60 metros de longitud y 3 metros de altura, la estabilización de los taludes con mallas o red de cables, y la colocación de una pantalla dinámica de protección de la calzada.
La realización de los trabajos no conllevará el cierre de la vía, aunque sí se podrán producir cierres puntuales que serán debidamente señalizados por el personal del servicio de Carreteras del Cabildo.
Según los informes técnicos de la Consejería de Obras Públicas, el número de usuarios de la carretera alcanza los 8.800 al día.