La aportación de la Institución insular va destinada a la construcción de un almacén para guardar el material agrícola, las semillas, los fertilizantes y la producción de arroz destinada a la venta. La ONG, por su parte, contribuye con casi 8.000 euros hasta completar los 23.000 del coste de la edificación, explicó el consejero de Solidaridad Internacional, Carmelo Ramírez.

Esta aportación insular está enmarcada en una iniciativa mucha más amplia de Manos Unidas, que comenzó en diciembre de 2017 y que desarrollará durante dos años con casi 300.000 euros.

Una zona azotada por las sequías y los conflictos armados

El proyecto actúa en esta zona del sur de Senegal para evitar la emigración de los habitantes por carecer de fuentes de ingresos y de tierras cultivables, una situación empeorada por un clima cada vez más hostil por el cambio climático. Los largos periodos de sequía han causado la disminución de los terrenos para sostener uno de sus principales cultivos y fuente de alimento: el arroz. A ello se suma el problema de los conflictos armados, que han causado miles de muertos y desplazados, y que han empobrecido a la población.

Manos Unidas quiere revertir esta situación y facilita semillas y maquinaria para modernizar la labranza, entre ellas un tractor, un arado, una cosechadora y un monocultor. También garantizará el acceso al agua para inundar los arrozales gracias a la construcción de pequeños diques y promoverá la producción de biogás doméstico y de abono orgánico con la construcción de 10 biodigestadores.

Preservar el medio ambiente y lograr una agricultura cooperativa son las líneas marcadas por esta acción solidaria que está totalmente en línea con la filosofía del Cabildo de Gran Canaria. Esta acción contempla campañas de sensibilización de la población sobre la imperiosa necesidad de adoptar prácticas agrosostenibles y también la dinamización de un comité de gestión de agricultores que formen parte de una red con otros pueblos del municipio de Enampore, al que pertenece Essyl.

Empoderar a las mujeres y evitar la emigración de los jóvenes

Además de incrementar la producción de alimentos bajo la premisa de respetar el medio ambiente, Manos Unidas trabaja también para empoderar a las mujeres de la región, porque pese a ser las principales responsables de los cultivos no tienen acceso a las tierras debido a una cultura patriarcal y a las costumbres de la etnia Diola. La tradición provoca que las parcelas que reciben en herencia pasen a ser propiedad del marido o de hermanos mayores, y también le dificulta el acceso a la sanidad, la educación y los créditos.

Esta iniciativa ha reparcelado 25 hectáreas de tierra para arrozales que serán distribuidas entre 200 personas de las casi 400 que habitan este pueblo recóndito de Senegal con el objetivo de beneficiar mayoritariamente a mujeres y jóvenes.

Y es que los jóvenes son también destinatarios del proyecto para evitar que emigren a las ciudades y a otros países por falta de oportunidades, ya que precisamente esa falta de oportunidades es la que les lleva a optar por la inmigración ilegal.

El proyecto de Manos Unidas beneficiará además de forma indirecta a 1.000 personas de las aldeas aledañas a Essyl, ya que podrán acceder, vía compra o intercambio, al abono orgánico o el arroz ecológico. Por tanto, es una iniciativa que pese a actuar en un pueblo concreto, finalmente terminará por ayudar a los habitantes de una de las zonas más pobres de Senegal.

Por este motivo, el Cabildo no ha dudado en respaldar esta propuesta a través de una partida de su programa de Solidaridad Internacional, un área que en lo que va de año ha entregado 1,5 millones de euros a 73 asociaciones sin ánimo de lucro para más de 90 proyectos humanitarios y de cooperación internacional para ayudar a las personas más desfavorecidas del planeta a acceder a los servicios básicos.