Al menos tres personas murieron como consecuencia de las explosiones, entre ellas un niño de 8 años, y más de un centenar resultaron heridas. Casi una veintena están en estado crítico y, al menos ocho habrían sufrido amputaciones.
"Vi a gente que se había quedado sin piernas. A personas con sus miembros ensangrentados. Algunas salían en sillas de ruedas", relató Joe Anderson, de 33 años, un pescador de Pembroke, Massachusetts, nada más terminar la carrera, todavía sujetando una gran bandera de EE.UU.
Peter Fagenholz, cirujano de traumatología en el Hospital General de Massachusetts, ha informado de que algunas de las víctimas necesitarán más operaciones de cirugía en los próximos días. "Estamos viendo una gran cantidad de heridos por metralla", por pequeños desechos de metal, ha señalado Fagenholz.
Los testigos del sangriento atentado han relatado cómo el Maratón más antigua del mundo se convirtió en una carrera de pesadilla a ninguna parte. Nadie sabía hacia dónde huir y dónde refugiarse.
"Cruzamos la meta, nos alejamos unos 300 metros, y de repente escuchamos dos explosiones. Pensamos que una estructura grande había caído al suelo y de ahí el sonido. Nadie pensaba que podría ser lo que ha sido", explica a TVE, el corredor español León González.
"Ataque terrorista" de origen desconocido
Las investigaciones no han permitido detectar restos de C-4 ni de ningún otro material de gran potencia, sino explosivos rudimentarios. Las primeras hipótesis apuntan a que las bombas fueron colocadas en cubos de basura.
La primera explosión fue la más cercana a la línea de meta de la carrera, mientras que la segunda se registró a unas dos manzanas. De momento, las autoridades federales han clasificado el incidente como "ataque terrorista", pero se desconoce si ha sido cometido por extranjeros o norteamericanos, según han informado fuentes oficiales a la CNN.
Este ha sido el atentado más sangriento en suelo americano desde el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. En 1995, Timothy McVeigh, un veterano de la Guerra del Golfo y militante de extrema derecha, hizo estallar un coche bomba frente a un edificio federal en Oklahoma con el resultado de 168 muertos y más de 500 heridos.
El FBI lidera la investigación con colaboración de agentes federales, estatales y locales. "Se trata de una investigación criminal que es una potencial investigación terrorista", ha señalado Richard DesLauriers, el agente especial del FBI a cargo de Boston.
La línea de meta del Maratón y las calles colindantes permanecen acordonadas por la policía, que sigue buscando pruebas para esclarecer la autoría de los atentados. Los medios locales informan de que agentes de seguridad han registrado un casa en Revere, una ciudad que se encuentra a unos 10 kilómetros al noreste de Boston. Katherine Gulotta, portavoz del FBI, ha declinado hacer comentarios sobre el tema y se ha remitido a la rueda de prensa prevista a las 15.30, hora peninsular española.