Registro en su casa
La operación comenzó por la mañana cuando agentes de la Policía Federal registraron la residencia de Lula en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo, la de uno de sus hijos y otras viviendas cuya propiedad se atribuye a la familia, informan este viernes fuentes oficiales. También han registrado la sede del Instituto Lula, que dirige el expresidente; una finca de la localidad paulista de Atibaia y un apartamento en el balneario de Guarujá, entre otros lugares.
Según los agentes, hay evidencias que demuestran que Lula se habría beneficiado presuntamente del esquema de sobornos de la compañía a través de reformas en su casa de vacaciones.
Agentes de la Policia Federal brasileña en la sede del Instituto Lula durante los registros Agentes de la Policia Federal brasileña en la sede del Instituto Lula durante los registros
El instituto que dirige el expresidente brasileño ha denunciado la operación en su contra como una "agresión al estado de derecho", y la califica de "arbitraria, ilegal e injustificable".
El ministro de Trabajo brasileño ha dicho estar "indignado" con el arresto, y ha opinado que es un claro ataque a lo que representa el expresidente. "Esto no es justicia, esto es violencia", ha dicho.
Por su parte, el diputado opositor Antonio Imbassahy ha afirmado que la operación contra Lula "es el principio del fin" del Gobierno de Dilma Rousseff. "La Policía Federal no entraría en la casa de Lula sin tener material más que suficiente" en su contra, ha declarado Imbassahy, jefe del grupo del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en la Cámara de Diputados.
Frente a la residencia de Lula, así como en la sede de la Policía Federal en el aeropuerto de Sao Paulo, se han concentrado decenas de personas, tanto favorables como opositoras al expresidente, que han llegado a liarse a puñetazos.
Las autoridades judiciales, que investigan a Lula por sospechas de "ocultación de patrimonio" y "lavado de dinero", han manifestado que hoy mismo ofrecerán detalles sobre la operación en torno al expresidente y su familia en una rueda de prensa.
El escándalo de Petrobras viene sacudiendo Brasil desde 2014, cuando la operación Lava Jato saltaba a la luz. La policía brasileña empezaba a tirar de la trama de corrupción alrededor de la gran petrolera. La fiscalía calcula que se desviaron más de 2.000 millones de dólares de las arcas de la petrolera.
La situación del expresidente Lula puede haberse agravado después de la supuesta declaración este jueves de un delator del caso, difundida por la prensa. Según la revista Istoé, un ex senador, también investigado, afirma que tanto Lula da Silva como la presidenta Dilma Rouseeff sabían de las corruptelas e intentaron interferir en la justicia.
En las últimas semanas y a través de varios comunicados, el expresidente brasileño ha negado su participación en ilegalidades relacionadas con la Operación Lava Jato. Como Dilma, que a través de una nota oficial, ha negado la veracidad de las informaciones periodísticas.
El caso Petrobras no solo ha salpicado a directivos de la petrolera. También a una veintena de grandes empresarios y a medio centenar de políticos de todos los colores. Hasta ahora Lula y Dilma han estado en el punto de mira de este escándalo, pero este último capítulo les puede poner contra las cuerdas.