El Congreso Mundial de Parques 2014 es el foro más importante de la década para identificar y comunicar las soluciones inspiradoras que involucran áreas protegidas para algunos de los retos mundiales más apremiantes del mundo. Reunirá a alrededor de 3.000 personas procedentes de más de 160 países, para reflexionar sobre los enfoques probados para la gobernanza y gestión de áreas protegidas, para inspirar a la gente de todos los sectores para construir una conexión más profunda con la naturaleza, y para formar y orientar la aplicación de soluciones innovadoras para la gente y las áreas protegidas para la próxima década y más allá.
La presencia del Parque Nacional del Teide en el Congreso supone prestigiar la gestión del Gobierno de Canarias en sus Parques Nacionales y trasladar en el taller en el que su director, Manuel Durban participa con una ponencia ante gestores de decenas de países una experiencia novedosa y pionera en conservación de la flora amenazada desarrollada en nuestros Parques, así como la posibilidad de estudiar soluciones punteras en gestión de casi todos los países de mundo.
El Organismo Autónomo de Parques Nacionales (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) ha organizado una pequeña delegación para asistir a este congreso y ha invitado a los directores del Parque Nacional de Sierra Nevada y al del Parque Nacional del Teide, corriendo con todos los gastos de inscripción, desplazamiento, alojamiento y manutención, con lo que el coste para el Gobierno de Canarias es nulo.
EXTRACTO DE LA CONFERENCIA DEL DIRECTOR DEL PARQUE NACIONAL DEL TEIDE, MANUEL DURBAN
Cuando una especie se extingue desaparece toda la carga genética que le acompañaba, y de hecho, la extinción de las especies es uno de los problemas de conservación más acuciantes en todo el mundo. Pero hay otro tipo de pérdida menos perceptible aunque no menos importante, la de una parte de dicha carga genética, que se produce cuando una población se ve disminuida de forma acelerada, se fragmenta y se deteriora en su capacidad de pervivencia. Evitar o disminuir esta pérdida es una tarea fundamental para prevenir extinciones indeseadas y para garantizar la sostenibilidad en el mantenimiento de las poblaciones. La importancia de los estudios genéticos en la conservación de las plantas ya fue señalada desde comienzo del presente siglo y las técnicas asociadas a la conservación genética forman hoy una parte esencial en las estrategias de conservación.
Los índices de diversidad vegetal en islas son mucho más elevados proporcionalmente que en los continentes, por lo que por lo general, la flora de las islas se encuentra entre las más ricas pero también entre las más amenazadas, y así seguirá siendo previsiblemente en el futuro más inmediato. Las principales factores descritos que amenazan la supervivencia de las especies en islas son: alteración del hábitat, invasores (plantas, insectos y patógenos), poblaciones de tamaños reducido y fragmentadas, desarrollo económico, pobre capacidad de gestión de recursos naturales, introducción de herbívoros, declive en dispersores de semillas y polinizadores y cambio climático. Algunos de estos factores son aplicables plenamente a la flora de Canarias y, concretamente, a varias de las especies amenazadas que habitan en los parques nacionales del Archipiélago.
Parques Nacionales de Canarias
En Canarias hay cuatro Parques Nacionales, Caldera de Taburiente (4.690 ha) en la isla de La Palma, Garajonay (3.984 ha) en la isla de La Gomera, Teide (18.990 ha) en la isla de Tenerife y Timanfaya (5.107 ha) en la isla de Lanzarote. Todos a excepción del último son parques de montaña que coronan las mayores alturas de sus islas respectivas.
La Caldera de Taburiente es una gigantesca caldera de erosión donde se encuentra una de las mejores muestras de pinos endémicos. El Parque nacional de Garajonay brinda protección a un bosque subtropical de especies lauroides característico de Canarias. El Parque Nacional del Teide, a más de 2000 m de altitud alberga los ecosistemas de la alta montaña Canaria y macaronesica e incluye el pico más alto de España. Timanfaya, por su parte, es un parque costero declarado para proteger un campo de coladas volcánicas históricas, siendo el de menor biodiversidad pues en él los procesos de colonización de los nuevos campos de lava están todavía en desarrollo.
Conservación genética en Canarias
Los programas de recuperación de especies amenazadas en los parques canarios se han inspirado esencialmente en tres pilares:
Biología reproductiva
Dinámica de poblaciones
Genética (sistemática y poblacional)
Las estrategias de preservación de la información genética, tanto en forma de bancos de germoplasma como de bancos de información genética han conformado también ejes básicos de la conservación. Los primeros con una mayor tradición y los segundos con un desarrollo más reciente.
Las primeras actividades relacionadas con la conservación de la flora amenazada en los Parques Nacionales de Canarias comienzan a mediados de los años 80 con la creación de una partida presupuestaria denominada "Rescate Genético de la Flora Amenazada", de modo que las implicaciones genéticas para la conservación en la flora de Canarias tiene ya cierto recorrido histórico. Los primeros planes de conservación de la flora amenazada en los parques de Garajonay y el Teide, ya señalaron como los tamaños de población reducidos y la fragmentación de las poblaciones podían tener implicaciones genéticas con consecuencias para la conservación.
Estos programas se centraron inicialmente en el desarrollo de técnicas de producción de plantas y su restitución, priorizando unos taxones frente a otros en función de su rareza y singularidad (islas donde estaban presentes, grado de endemicidad, etc.). Ya en esta misma época, se señaló que la estrategia más eficaz de conservación de la flora era conservar la mayor variabilidad genética de sus poblaciones. A este respecto, trabajos recientes han ido más allá intentando complementar la aproximación clásica a la taxonomía de especies con otra basada únicamente en la diferenciación molecular de ciertas regiones de ADN cloroplástico y nuclear.
De una forma muy general la conservación genética requiere tanto medidas ex situ, basadas en actuaciones colaterales independientes del hábitat donde se desarrolla la especie, como medidas in situ en el hábitat donde se desarrolla la especie. Estas medidas pueden enfocarse con distintas finalidades basadas en la obtención de la información, la planificación de las actuaciones y su implementación bajo un criterio genético.
