Enrique Arriaga, señala que "para el Cabildo era vital terminar con esta situación de irregularidad, es inconcebible que se hubiera construido un edificio como el de Cuevas Blancas y que no se fuera el propietario de los terrenos y que tras dos décadas no se hubiera regularizado la situación. Por ello, el Cabildo transfirió los fondos necesarios a Titsa para que se ejecutara la compraventa". A esto añade que "con la adquisición de los terrenos, además, la compañía aumenta su solvencia ante terceros, al poder contar con todos sus activos".
Por su parte, Guillermo Díaz Guerra destaca que "esta venta supone un ingreso por venta de patrimonio público de suelo y lógicamente irá destinado a cualquiera de los supuestos que recoge la Ley del Suelo, entre ellos el destinado a mejorar el parque de viviendas de protección pública".
Tanto Arriaga como Díaz Guerra valoran la predisposición que hubo entre ambas partes para llegar a este acuerdo histórico.
Al comienzo de este mandato ambas administraciones comenzaron a trabajar en conjunto para llegar a un acuerdo a través de tasación y establecer un precio de venta justo de dichos terrenos que satisficiera a ambas partes y no causara un quebranto en las arcas de Titsa.