Si bien la Universidad de La Laguna agradece el gesto de la consejería de ceder por fin estas dependencias ubicadas en la calle Heraclio Sánchez de La Laguna, sería deseable que antes de que acabara este mes de septiembre se formalizara en cierta medida este acuerdo.
Además, la decana le ha trasladado al rector la pertinencia de que el Consejo de Gobierno de la institución universitaria apruebe un plan director con fases y presupuesto para las necesarias reformas, una vez que el colegio abandone el espacio universitario y, de este modo, se pueda acondicionar para la docencia.
Olga Alegre le ha adelantado que, en caso de que esta formalización de un acuerdo verbal no se lleve a la práctica tendrá que pedirle que le acompañe en las movilizaciones y actuaciones que la facultad plantee, cuestión a la que el rector ya también se comprometió en su discurso de apertura.
Una vieja aspiración
La demanda de este espacio no es nueva. De hecho, la Facultad de Educación lleva insistiendo en ella mucho tiempo, habida cuenta de que tiene a su alumnado y profesorado, uno de los más numerosos de la universidad, repartido en diferentes inmuebles y módulos.
A todo ello se une el propio hecho de la convivencia con el colegio, dadas las continuas interrupciones de la docencia por los ruidos que genera el alumnado del CEIP Aneja, la dificultad de utilizar el salón de grados para la defensa de tesis o titularidades por las molestias que causa el comedor del citado colegio y las reiteradas quejas de estudiantes y profesores de la facultad ante esta situación.