Nélida Zaitegi fue la encarga de abrir el calendario de contenidos científicos del I Foro de Reeducación; Nuevos Retos, Nuevos Paradigmas, que se celebra desde este martes en Expomeloneras. Y no dudó en señalar las bondades de Emocrea, la asignatura isleña que une inteligencia emocional y creatividad y que es todo un referente para todo el sistema educativo español. "Ayuda a identificar los diferentes tipos de violencias que existen en el ámbito de la escuela" y marca el camino hacia la "convivencia positiva", un modelo en el que, a través de la empatía, el respeto y el trabajo colaborativo se abordan valores como la dignidad, la igualdad, el respeto mutuo o la asunción de derechos y deberes. "El papel de la educación es formar personas y debemos poner los medios necesarios para que estas personas en formación puedan vivir vidas dignas y con sentido". Las buenas personas, señala la docente (colabora de manera voluntaria con alumnado con problemas), evitan y se enfrentan al acoso.

Cuando se habla de acoso escolar hay que partir de una base que, seguramente, no casa bien con la idea que puede tener el conjunto de la sociedad sobre esta problemática. Estamos mucho mejor que hace algunos años. Podría parecer lo contrario, pero la realidad es que la mera conciencia de que existe este problema es ya todo un avance que supera la visión que tradicionalmente se ha tenido al respecto. "Hace algunas décadas se decía que esto ha pasado siempre o que estamos ante un fenómeno que son cosas de niños; pero hoy es un elemento importante que se tiene en cuenta en los centros escolares para la prevención y el cuidado de las alumnas y los alumnos". Nélida Zaitegi sabe muy bien de lo que habla. Docente jubilada, hoy actúa como asesora escolar y durante muchos años ejerció como presidenta del Consejo Escolar de Euskadi. Y lo sabe porque le tocó lidiar con uno de los primeros casos de acoso escolar mediáticos del país: el Caso Jokin. Un suceso terrible (ocasionó el suicidio del joven Jokin Cebeiro tras un año de acosos y burlas por parte de sus compañeros).

Zaitegui señaló que lo primero que hay que hacer a la hora de abordar este problema es de tratarlo como "violencia entre iguales" y para ello hay que identificar a los participantes como parte de un triángulo dónde no hay víctimas y agresores. "Aquí pierde todo el mundo; es una dinámica de perder-perder que hay que abandonar para poner el énfasis en los agresores para evitar que ese acoso pueda degenerar en conductas más agresivas y peligrosas a medio y largo plazo". Pero Zaitegi añadió en la ecuación a los observadores pasivos que toleran ese acoso sin hacer nada al respecto. "Esto denota un problema de ética, empatía y compasión que hay que abordar desde la escuela". En este sentido habló de un nuevo paradigma de ganar-ganar en el que el alumnado "aprende a cuidarse mutuamente a través de la interiorización de valores como la solidaridad, la equidad, la justicia y la sostenibilidad". El reto, finalizó la docente vasca es "crear ciudadanía" y eso implica "ir más allá de la dinámica tú la haces, tú la pagas porque en una situación de acoso todos los implicados son nuestros. La idea es reconducir las conductas para recuperar la empatía, la compasión y el respeto por el otro. Porque los castigos no sirven para el desarrollo de los valores morales". Sólo una educación que aborde el cuidado personal y del otro como un eje, logrará, según Zaitegi "no sólo prevenir el maltrato y la violencia, sino ir hacia el bienestar personal y colectivo".