"Con gran pesar y gratitud por su impresionante vida, confirmaos la muerte de Lauren Bacall", ha declarado la sociedad en su cuenta de Twitter.
Una carrera plagada de éxitos

Bacall, una de las últimas divas del Hollywood clásico, representa un caso de especial precocidad. Nacida en Nueva York, fue hija de una inmigrante rumana de la que tomó su apellido. Nunca llegó a conocer a su padre, estadounidense hijo de inmigrantes polacos. Estudiante de teatro, actriz de Broadway y modelo, la mujer del director Howard Hawks vio unas fotos de Bacall y animó a su marido a que le hiciera una prueba para Tener y no tener, la película basada en la novela de Ernest Hemingway que preparaba.

La actriz debutó así en una obra maestra, un clásico de los años 40 en el que conoció al que sería su pareja artística y primer marido Humphrey Bogart. Como femme fatale lánguida del cine negro repitió la fórmula junto a Bogart en El sueño eterno, de nuevo con Hawks, y La senda tenebrosa, de Delmer Daves, y Cayo Largo (1949), de John Houston.

Loa años 50 comienzan para Bacall con El trompetista (1950), junto a su amigo Kirk Douglas al que había convencido para dejar Nueva York y probar suerte en el cine en California. En Cómo casarse con un millonario (1953), con Marilyn Monroe y Betty Grable, se apunta a la comedia ligera, y con Escrito sobre el viento (1956), de Douglas Sirk, alcanza la cumbre del melodrama clásico. En poco más de una década ya era uno de los rostros del séptimo arte.

Tras la muerte de Bogart en 1957, su carrera se vuelve más espaciada. Aparece en los 60 en papeles secundarios como La pícara o Harper, investigador privado, junto a Paul Newman. La actriz, que tuvo tres hijos, se casó en segundas nupcias con el también actor Jason Robards en 1961, aunque se divorció en 1969. Su hijo Sam Robards continúo la profesión de sus padres y es un habitual en series de televisión estadounidenses.

Fue secundaria en el lujoso reparto de Asesinato en el Orient Express (1974) y, puntualmente, participó en películas como Misery (1990) e incluso Dogville (2003), de Lars Von Trier.

En 1997 fue galardonada en 1997 con un Globo de Oro como mejor actriz secundaria por El amor tiene dos caras. Aunque partía como favorita para conseguir el Oscar, este fue finalmente para Juliette Binoche por El paciente inglés, un galardón que la actriz francesa dedicó a Bacall. A lo largo de su carrera recibió dos premios Tony de teatro y el "Premio Donostia" del Festival de San Sebastián en 1982.

Su última película fue Ernest y Célestine, una cinta de animación estrenada en 2012 en la que prestaba su voz a un personaje.