Para la creación del monumento se contó con una piedra y un husillo pertenecientes a un lagar de mediados del siglo XX, donados por el vecino Manuel López, nieto del vinicultor Antonio Eusebio, dueño del lagar. "La piedra permaneció enterrada más de treinta años sin que conozcamos su existencia, y hoy por hoy es mi intención donarla al municipio para que sea expuesta en la zona donde él residió con su familia", explica Manuel López tras la donación.

La escultura, que cuenta con una base de hormigón de 39 cm alto por 158 cm de largo y 78 cm de ancho para soportar la piedra y el husillo del lagar, quiere poner en valor la importancia que desde siglos pasados el sector primario tiene en el municipio, recordando con ella la influencia que siempre ha tenido el cereal ramblero, la viña de malvasía conocida por las principales cortes europeas de la época o los restos de los ingenios azucareros, eras, hornos y lagares entre otros, que complementan una parte destacable de un pasado no tan lejano donde la agricultura y la ganadería eran el principal medio de subsistencia de la población.

Aprovechando la instalación del homenaje a los agricultores, se realizaron trabajos de mejora en la plaza, incluyendo corrección de desperfectos, una nueva capa de pintura en paredes y bancos, trabajos intensivos de limpieza y eliminación de malas hierbas.