El oficio religioso, que fue presidido por el cura de Zaragoza Luis Rubio Remacha, se celebró en un clima sencillo, bastante intimista y muy acogedor. Entre los ochenta asistentes al acto de este séptimo aniversario destacó la presencia de familiares de los fallecidos y la participación anónima del alcalde Marco Aurelio Pérez y de otros concejales de la Corporación municipal que quisieron acompañar a los vecinos.
El sacerdote oficiante de la misa, que viene cada verano desde hace 13 años a cubrir las vacaciones del párroco titular de San Fernando, recuerda que voló a Gran Canaria también con Spanair tres días antes del accidente. En su "recuerdo especial" a las víctimas destacó que muchos eran amigos y feligreses de la parroquia; y señaló que fue "un accidente bestial".
"A veces la técnica y las cosas humanas fallan, y esos fallos hacen que tengan repercusiones lamentables. Tendríamos que recordar siempre que todos nosotros también somos pasajeros en la vida y que tarde o temprano tendremos que volar", dijo Rubio Remacha. Concluyó su homilía resaltando que "en lo humano nada es eterno", y advirtiendo que "a las personas es más lo que nos une que lo que nos divide y separa, y es precisamente lo que nos une lo que más repercute en los demás".