Se casa a la edad de veintiséis años, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, un niño y una niña. Hace algunos años pierde a su hijo varón, lo que la lleva a refugiarse en la lectura. Su familia, su hija, nietos y bisnietos cuidan de ella y viven orgullosos de su abuela.
A Fidela le ha encantado la lectura, es una persona con una capacidad increíble de aprendizaje, una gran conversadora a la que vida ha dotado de una memoria extraordinaria, la cual le sirve para memorizar muchísimas décimas y poemas que en cualquier oportunidad nos recita a los que hemos tenido la suerte de escucharla. Hoy en día cuida con ayuda de su hija de una cabrita y un cochino. Siempre ha sido una mujer muy activa y vital.
En palabras del Alcalde, Vicente Rodríguez, "Fidela es una Puntagordera, que ha tenido una vida como tantas mujeres rurales de nuestro, llena de precariedad la que le ha tocado vivir en esa época de escasez, pero siempre reflejando esa sabiduría que solo da la universidad de la vida y su gran pasión por la lectura. Para mí es un orgullo poder felicitarla y en su persona a todas las mujeres rurales de nuestro pueblo. Pero a ella en especial en estos cien años que ha compartido con tantas generaciones de Puntagorderos y Puntagorderas, doy gracias por poder compartir con su familia y amistades este día tan especial para ella y sus seres queridos.