Claro que lo 'curioso' del caso es que el propio Ayuntamiento de Granadilla, poco más abajo de la gigantesca casa cuartel de la Guardia Civil (que debe ser el edificio con mejores vistas del municipio por su altura pero desde que parece que los picoletos no se enteran nunca de nada), ha sido pillado en alguna ocasión -y según las imágenes que nos remite un amigo granadillero- quemando residuos en sus almacenes municipales donde la gestión de la basura llega a presentarse en ocasiones como algo bastante delirante también a uno y otro lado de la carretera poco antes de entrar en el casco urbano.
Vamos, que pareciera que las administraciones públicas deberían dar un pasito más hacia la sensatez y no poner al ciudadano ante la contradicción de que es el propio Ayuntamiento el que te persigue por hacer lo mismo que hacen ellos, sin que haya forma tampoco de que un guardia despistado les levante un acta y vigile porque sean las propias administraciones las primeras en cumplir para después tener la fuerza moral, no absolutamente imprescindible pero sí absolutamente recomendable, para perseguir al prójimo. Que no digamos nada del inmenso vertedero ilegal, no sabemos si público o privado, que linda nada menos que con el campo de fútbol de San Isidro, pared con pared, y donde en algunas noches ha sido frecuente ver también grandes columnas de humo.
Porque es que, además, esta disparatada forma de 'gestionar' residuos está haciendo un daño terrible a muchas empresas legalmente establecidas como gestoras de residuos que observan cómo hay algunos que te ponen una plancha en tu puerta para que la llenes de residuos sin seleccionar (asunto totalmente prohibido también) y te recogen dos o tres toneladas de lo que sea por 60 o 70 euros cuando sólo en la puerta del vertedero de Arico (único autorizado para todo lo que no sean escombros) por tres toneladas le tienes que liquidar al Cabildo más de 100 euros, con lo que la competencia desleal es manifiesta y el que le dice al cliente que eso le va a costar más de 150 euros y que, además, se los tiene que dar separados ve cómo no se come un rosco frente a los que actúan bajo la más absoluta ilegalidad sin que se conozca qué hacen con esos residuos que en buena lógica habrán de acabar en vertederos ilegales, en barrancos o incinerados de cualquier manera porque si los llevan a esos precios a un vertedero legal no les darían las cabras pal' daño ni de coña.
Y fíjense qué sencillito lo tienen los picoletos, si tuvieran la más mínima intención de acabar con todo esto, que simplemente descolgando el teléfono y pidiendo tarifas a las distintas empresas que ofrecen estos servicios por ahí podrían sacar unas conclusiones más que evidentes de que algo no cuadra y empeñarse en perseguir a los infractores. Pero no, el objetivo de los responsables públicos en ese Sur por el momento no pasa por avanzar hacia una gestión sostenible y sensata de los residuos, y legal, sino por montar algún numerito de vez en cuando para cubrir el expediente, como en el caso del show mediático que montaron con el que quemaba basura en su finca, pero sin intención alguna de cortar el problema de raíz acaso porque las primeras cabezas que rodarían serían las de algunos de ellos, que se da el caso que funcionarios públicos -además agentes de la autoridad- están metidos en estos negocios de trapicheo de residuos para acá y para allá con lo que la cosa se complica bastante, como ustedes comprenderán, que nunca he entendido cómo si para un maestro de escuela es incompatible dar unas clases particulares por las tardes (que me parece bien porque eso podría dar lugar a abusos con sus propios alumnos) resulta ser que un policía o picoleto puede estar metido en negocios sobre los que esos mismos cuerpos tienen que ejercer control, como taxistas y demás, nunca lo he entendido pero es este el país que nos ha tocado padecer, y nunca en la mayor parte de los casos.