La docilidad de los animales, a pesar su nivel de estrés, facilitó el trabajo profesional, por lo que fueron rápidamente identificados y ubicados en jaulas que los distribuyen por sexo. Además, los que tenían un comportamiento más agresivo fueron aislados en jaulas individuales.
El protocolo de admisión fue cumplido a rajatabla así como el protocolo para evitar contagios, ya que el personal estuvo dotado de equipos de protección individual, subrayó Inés Jiménez, quien agradeció el encomiable esfuerzo de los trabajadores y recordó que la atención de animales es un servicio esencial recogido en el Real Decreto.
Asimismo, Jiménez animó a la ciudadanía a que cuando acabe el estado de alarma acuda nuevamente al Albergue para darle una segunda oportunidad a los animales, no solo a estos 84 perros cuando se levante la orden judicial, sino también a los demás canes y gatos que están alojados en las instalaciones insulares.